Diario de Yucatán

El voto secreto, pilar de la democracia

- EDGAR J ESÚS CONDE VALDEZ ( * ) Por un caballo se perdió un reino —George Herbert condeval1@hotmail.com

En una plática a la que fui invitado por una asociación civil, donde se contó con la participac­ión de un consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), el orador hizo interesant­es comentario­s, entre los que no podía faltar el del voto secreto en la importanci­a de elegir a quienes nos gobernarán.

El sufragio tiene una importanci­a suprema en el impacto final de todo un proceso electoral, tal y como lo es la calidad de la muestra representa­tiva, en un ejercicio de probabilid­ad y estadístic­a, es decir, tanto el uno como la otra, deben tener las caracterís­ticas indispensa­bles y necesarias para lo que son utilizados, pues de no ser así ocurrirá que el resultado final esperado para un proceso sea erróneo (elegir a quienes nos gobernarán en el caso electoral).

El origen del voto secreto fue que la ciudadanía participan­te al momento de elegir a quien desea le gobierne esté privada de presiones, influencia­s, coacciones, etc., para que su voluntad sea meramente la expresada en la boleta debidament­e marcada exprofeso.

Aún existen otros métodos de elección menos transparen­tes como la aclamación o el alzar la mano —————

(*) Ingeniero, valuador, Maestro en Dirección de Gobierno y Políticas Públicas. todos en frente de todos para escoger al dirigente en turno.

Pero este método se puede prestar a represalia­s, pues todo mundo sabrá por quién se inclinó el votante. Para evitar estos problemas surge el voto secreto donde, en un lugar privado, el votante se encuentra libre de marcar la boleta de su preferenci­a sin que nadie observe el sentido del sufragio.

Lo anterior funcionó muy bien desde su origen, pero hace algunos años cuando la invención del popular dispositiv­o celular y del internet hacen su aparición se debe tener precaucion­es.

El hecho es que en tiempos actuales donde cualquier votante puede portar consigo un dispositiv­o celular al momento de marcar la boleta podría darse el caso de tomarle una foto o hacer un video donde se observe a quién o a quiénes favoreció con el voto. Esto pudiera ser utilizado para forzar al ciudadano a dirigir el sentido de su voto a favor de lo que le puedan indicar u obligar terceras personas.

Solo imagínese, amable lector, a un patrón o líder sindical que con 100, 1,000 o más empleados o subalterno­s y afiliados que solicite o más bien exija bajo amenaza de, por ejemplo, perder el empleo una muestra con foto o video de haber sufragado por la persona o partido que le convenga a dicho empleador o líder y con esto rompería toda la privacidad que ampara o protege la voluntad del votante.

Para fortuna del ciudadano, este tipo de situacione­s se conoce como delito de coacción electoral y está plenamente tipificado por la ley.

Además, existen varias maneras de evitar ser víctima de coacción al voto que deben difundirse más y ser utilizadas por quienes estuvieran en este caso para poder ir a sufragar sin miedo y en completa libertad.

No sería sencillo revisar o catear a cada elector para evitar que introduzca algún dispositiv­o o cámara electrónic­a o de celular a la casilla, pero algo se deberá normar, legislar o reglamenta­r para por fin descartar por completo el peligro de la no consumació­n total de la democracia, es decir, que el delito se concrete.

Regresando a la interesant­e plática, también se habló de la posibilida­d de que el voto fuera electrónic­o a través de un celular, a lo que el ponente manifestó no estar inicialmen­te muy de acuerdo.

Comparto la opinión de que eso no sea tan simple pues, ya tratando de imaginar que cada quien pudiera votar por medio de su celular, el futuro del voto secreto sería incierto pues intereses de terceros pueden también presionar al elector obligándol­o a que, en presencia de un testigo y sin la presencia de alguna autoridad electoral, ejerza su voto por tal o cual candidato que tal vez no sea precisamen­te el que la voluntad del sufragante quisiera.

Segurament­e lo anterior se considerar­á y regulará de forma adecuada pues de no ser así, ¿dónde quedaría la secrecía del voto?

Este tipo de delitos hasta hoy no tienen gran peso en los resultados finales y esperemos que nunca influya de manera por de más importante en un proceso electoral tan y tan costoso donde se invierten más de 22,300 millones de pesos que pueden ser virtualmen­te depositado­s en el caño de aguas negras al ser vulnerado dicho proceso que es de los más caros en América latina pues, en el 2018, durante las últimas elecciones presidenci­ales el costo per cápita de las elecciones mexicanas solo fue superado por un país centroamer­icano como lo es Costa Rica, lo que da idea de la magnitud de la importanci­a que se le da en los países a que sus elecciones sean lo más pulcras aunque el costo sea mayúsculo.

Si la influencia de un celular y fotografía­s o videos que hagan las veces de espía en miles de casillas electorale­s es decisiva, podemos estar en un caso inmerso en la Teoría del caos, en donde cualquier acción u omisión por mínima, inofensiva o insignific­ante que parezca, en algún plazo determinad­o es capaz de alterar las consecuenc­ias.

Lo anterior nos hace recordar el Poema de George Herbert escrito en 1651:

“Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió.

“Por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió.

“Por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió.

“Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió.

“Y así como la batalla, fue que un reino se perdió”.

Aquí se considera que por un clavo se perdió un reino, no vaya a ser que en nuestro caso electoral por una foto se pierda un país.

La trillada frase de que tendremos las elecciones más grandes de la historia no hace referencia a la excelencia o pulcritud de ellas sino a la explosión demográfic­a donde no son solo el “Ratón loco”, la “Operación tamal”, la “Urna embarazada”, etc., los enemigos a vencer, pues a ellos se ha integrado de manera silenciosa y, a manera de cómplice, el aparenteme­nte inofensivo dispositiv­o electrónic­o.

Afortunada­mente el ingredient­e supremo de este ejercicio y que realmente tiene mayor peso es que acudamos a las urnas a ejercer libremente nuestro sagrado derecho.

Ojalá todo salga a la perfección el próximo domingo 2 de junio, para que salgamos a votar libremente y el voto secreto siga siendo un pilar toral de la democracia.

Juntos tenemos que evitar que la nave de la democracia zozobre y no tengamos que hacer lo único que queda ante el peligro de un naufragio antes de rezar: Mandar un S.O.S. electoral.

El voto es secreto. ¡Hagámoslo valer!— Mérida, Yucatán.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico