El campo, un lugar de viejos
¿Quiénes se dedican en Yucatán a las actividades agropecuarias? ¿Es real que el campo yucateco es territorio de viejos?
Nos informa el Diario, en su edición del 7 de abril que, según el Censo Agropecuario 2022 del Inegi, el 42.3% de los productores del campo tienen de 45 a 64 años de edad y el 29.1% tienen más de 65 años. Es decir, más de dos terceras partes de la población yucateca que se dedica a las actividades primarias es gente mayor y una tercera parte son personas en edad de jubilación.
En gran medida, por eso han bajado los niveles de producción de maíz y de cítricos y se han dejado de explotar más de 229 mil hectáreas. Pero, lo más alarmante es que, como van las cosas, no se está promoviendo una generación de reemplazo en el sector agropecuario, lo cual aumentará nuestra dependencia alimentaria y encarecerá más la canasta básica, pues al dejar de producir se tendrá que importar más.
Para los jóvenes, la ganadería y la agricultura ya no son una opción de vida, como tampoco una opción de negocios y, en gran medida, porque en los últimos años, de 2018 a la fecha, el gobierno federal ha hecho recortes al presupuesto destinado al sector agropecuario. Además, el gobierno de López Obrador eliminó 24 programas a favor del campo mexicano, entre ellos todos los agropecuarios que daban resultados positivos y que representaban alicientes para los productores. Programas como “Alianza para el Campo”, que brindaba subsidios importantes para adquisición de maquinaria, equipos fotovoltaicos y sementales, tecnificación de unidades productivas y en general para mejorar los sistemas de producción.
Yucatán, como el resto de las demás entidades de la República, no tiene en su presupuesto recursos llamados de “concurrencia”, es decir, aquellos que llegaban de la Federación y que se radicaban en un fideicomiso, en el cual el gobierno del Estado aportaba también, multiplicando así los dineros y creando una bolsa presupuestal para brindar apoyos a los productores, particularmente, a los de escasos recursos.
Por citar solo un caso, hace más de cinco años que los productores yucatecos no cuentan con recursos para renovar sus equipos de bombeo de agua, ni para ampliar o modernizar sus sistemas de riego, lo cual redunda en perjuicio de la producción.
El lugar de todos esos programas, que eran benéficos para los productores y que tendían a mejorar la producción al tecnificar las unidades productivas y mejorar los sistemas de producción, el gobierno federal creó programas asistencialistas, como “Sembrando Vida”, cuya efectividad está muy cuestionada, ya que no se cuenta con la certeza de que los recursos lleguen efectivamente a los productores, puesto que no tiene un padrón auditable de beneficiarios y no hay una supervisión para constatar que los campesinos están produciendo. Todo es una simulación y un derroche de recursos, que tiene como objetivo crear una clientela electoral que vote a favor de Morena.
Es necesario que los gobiernos, que surjan de las elecciones del 2 de junio próximo, volteen a ver el campo yucateco como un área de oportunidad, de empleo y de crecimiento económico, que diseñen programas que apoyen a los emprendedores del medio rural que visualicen oportunidades de negocios y de vida en el sector agropecuario.— Mérida, Yucatán.