Perseverar siempre tiene recompensa
En el mundo del toro se necesita luchar con todo
Amigos aficionados…
Los toros tienen una cualidad enorme: nunca van a pasar de moda. Así, podrá hablarse de la fiesta brava siempre, y en todos los casos, para bien, para mal, habrá tema grande.
Como los esfuerzos de los toreros. Ejemplos: los de “Calerito” el domingo; de David de Miranda, el martes, y ayer, Miguel Ángel Perera.
Por muchas temporadas hemos leído los intentos de Perera de intentar ir hacia adelante, a pesar de muchos obstáculos, entre detractores. Y ayer se fue por la Puerta del Príncipe. Todo, sin duda, tiene su recompensa. Y, repasando apuntes históricos, en días pasados por medio de la plataforma One Toro se hablaba de la vida de José Cubero “Yiyo”, cuya incipiente vida fue cortada por el toro “Burlero” en Colmenar Viejo en 1986.
A “Yiyo” le llamaron el “Príncipe del Toreo”. Fue un prodigio, y a veces esos jovencitos traen un algo que les hace especiales.
Muchas veces la vida arranca de tajo los intentos. Decía su hermano Juan, que era torero igual con él, que “Yiyo” parecía predecir, que le podía a todo y no le temía a nada. Aceptaba torear en tardes grandes porque, pensaba, “uno no sabe cuándo se va a ir de aquí”. Ciertamente, no supo que tomar una sustitución, por Curro Romero, le llevaría a morir.
Esas remembranzas se hilvanan con los esfuerzos diarios de todos los que se visten de luces. El que persevera, alcanza, de eso no hay duda. Escribía con Diego Bastos, novillero sevillano que toreó hace poco en la Plaza Mérida, y se notaba feliz por haber indultado un astado en Constantina. El joven diestro dice que sus sueños le hacen abrigar esperanzas, y vaya que va caminando a sus planes, porque igual las cosas de la vida pueden hacerle de lado cuando menos lo espere. Se le verá en Madrid, en la Feria de San Isidro, y, confesó en la arena de Mérida, “me gustaría que un día tenga un recuerdo que diga que ‘Diego Bastos toreó en la Plaza Mérida’”.
Así las cosas. Los toros tienen historias para recordar siempre.—