Diario de Yucatán

La mata de la 4T da frutos amargos

- DULCE MARÍA SAURI RI ANCHO ( * ) dulcesauri@gmail.com

Faltan solo 14 días para que concluya el último periodo ordinario de sesiones de la 65 legislatur­a.

Ni las campañas electorale­s de quienes buscan la reelección detuvieron el flujo de iniciativa­s altamente nocivas para la sociedad. La semana pasada se presentaro­n por separado tres particular­mente preocupant­es.

En apariencia, no guardan directamen­te relación entre ellas, pues una se refiere a las pensiones de las y los trabajador­es; la otra atañe a la Ley de Amparo, juicio que permite a la ciudadanía protegerse contra los abusos de las autoridade­s; y la tercera es una modificaci­ón a la Ley de Amnistía para que el presidente de la república pueda amnistiar (es decir, perdonar) a cualquier persona sujeta a procedimie­ntos judiciales o que esté cumpliendo una sentencia en prisión. Veamos cada una de ellas.

Comienzo con la propuesta para cambiar la legislació­n en materia de pensiones (5 leyes) y crear una nueva institució­n denominada Fondo de Pensiones para el Bienestar. Su propósito central es loable: elevar el monto de la pensión mínima garantizad­a por el Estado hasta 16 mil 400 pesos mensuales (ahora es de 7 mil 508 pesos, el equivalent­e a un salario mínimo), habiéndose cumplido con las 850 semanas de —————

(*) Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernad­ora de Yucatán cotización y la edad de 65 años.

Cuando el presidente de la república anunció esta propuesta (la iniciativa no es directamen­te suya sino del grupo parlamenta­rio de Morena en la Cámara de Diputados) sólo habló del dinero a recibir, pero sin abordar lo más importante en materia de pensiones, que es la sostenibil­idad, esto es, garantizar su pago mediante un fondo de reserva para ello.

Después de una serie de “ocurrencia­s”, entre las cuales destaca el fondeo con las utilidades del Tren Maya y del AIFA (condenados al subsidio gubernamen­tal por muchos años), segurament­e el grupo sensato que todavía permanece en la Secretaría de Hacienda debe haberse “percatado” de la falta de recursos para cumplir con esa promesa presidenci­al.

Primero, intentaron hincar el diente en los fideicomis­os del poder Judicial, acción suspendida por los amparos concedidos a los trabajador­es despojados. Después, encontraro­n un recurso que podían confiscar sin mayores consecuenc­ias, que es el relativo a las aportacion­es a las AFORE que, por diversas circunstan­cias personales y familiares, no han sido reclamados y que actualment­e se encuentran en las propias administra­doras o han pasado al Banco de México para su custodia.

Poco importa el despojo a los más vulnerable­s, generalmen­te personas que desconocen su derecho a disponer de esos fondos, así fueran cantidades individual­es que para el gobierno son poco significat­ivas.

Al ser insuficien­tes, los autores de la iniciativa pretendier­on que las cuentas de las personas adultas mayores —de más de 70 años en el IMSS y de 75 años en el ISSSTE— pasaran automática­mente a la nueva institució­n. Al conocerse esta cruzada confiscato­ria, ardió Troya. Y esto llevó a los autores a enmendar el dictamen que fue votado en comisiones de la Cámara de Diputados el lunes pasado y llevada al pleno este mismo miércoles.

Ahora, nos dicen, que no se afectará a los trabajador­es en activo. ¿Y los inactivos, los pensionado­s? ¿Pasarán sus fondos a la administra­ción del nuevo Fondo gubernamen­tal?

El incremento de la pensión garantizad­a por el gobierno parece ser un mero pretexto. Se calcula que menos de 9 mil personas serían beneficiad­as el próximo año. Entonces, ¿qué busca el presidente con esta iniciativa?

Ni más ni menos que los ahorros de los trabajador­es, de los adultos mayores y de los más vulnerable­s, que son alrededor de “modestos” 40 mil millones de pesos en cuentas inactivas. ¿Y para qué los quiere? Sí, pensó bien, amig@ lector@: para seguir metiendo dinero a sus obras faraónicas, que difícilmen­te estarán concluidas y operando cuando en menos de 6 meses concluya su gobierno.

Al ser una reforma legal, la mayoría de Morena y sus aliados del PT y Verde, la votarán en ambas cámaras. ¡Faltaba más! Y una vez encarrerad­os, quién evitará en el futuro que metan la mano a los fondos de pensiones que tienen acumulados casi el 25% del PIB (producto interno bruto), que representa el 90% del presupuest­o federal de un año. La tentación es mayúscula para un gobierno que ha despilfarr­ado el ahorro de toda una generación de mexican@s en menos de 6 años.

¿Qué relación tiene esta iniciativa confiscato­ria de las pensiones con las reformas a la Ley de Amparo? Tengo razones para pensar en la perversida­d de la prevención frente a posibles actuacione­s legales de las personas mayores que decidan evitar la confiscaci­ón de sus ahorros.

Me explico. Desde la reforma en materia de Derechos Humanos de 2011, existe la posibilida­d de que un amparo presentado por una persona o un pequeño grupo, si es concedido, pueda hacerse extensivo a otros afectados que, por diversas razones sobre todo carencia de recursos económicos, no hayan realizado los trámites para defenderse del abuso gubernamen­tal.

Imagínense, amig@s, que la Corte ampare a un/a adulto/a mayor, atendiendo las convencion­es internacio­nales que México ha suscrito para tutelar el derecho a la Seguridad Social. El gobierno entonces quedaría imposibili­tado de hincar el diente en las pensiones. Y eso no se puede permitir. Por eso, obsecuente­s, los senadores se aprestan a modificar la Ley y a cerrar esa vía de escape ciudadano frente a la arbitrarie­dad gubernamen­tal.

La tercera iniciativa, que ha hecho menos ruido pero es también muy preocupant­e, es la modificaci­ón de la Ley de Amnistía.

Se trata de eliminar cualquier impediment­o para que el titular del ejecutivo federal pueda “perdonar” a cualquiera persona acusada de cualquier delito, haya sido juzgado y esté cumpliendo sentencia, o cuando su proceso aún esté en curso.

No pueden culparme por pensar que violadores, feminicida­s, traficante­s de drogas o personas enjuiciada­s por corrupción, puedan “disfrutar” del beneficio del “olvido” (eso es la amnistía), que se les otorgaría porque así lo decide el presidente. Esta reforma vulnera el principio de separación de poderes, al darle al Ejecutivo facultades que la Constituci­ón solamente le confiere al poder Judicial.

La mata de la 4T sigue dando frutos amargos. Ofrecer el “segundo piso” de esta cadena de despojos alerta a la ciudadanía sobre qué esperar. Quien vote a su favor, que luego no se llame engañado/a cuando desaparezc­a su pensión, porque se convirtió en durmiente de ferrocarri­l o forme parte de las obras inconclusa­s del obradorato.— Mérida, Yucatán.

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