Premian a política ambiental
Elka Weber es galardonada por Fundación BBVA
MADRID (EFE).— La psicóloga Elke Weber fue galardonada en la XVI edición del Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, en la categoría de Humanidades y Ciencias Sociales, por su investigaciones sobre la toma de decisiones ambientales y los factores que motivan la acción contra el cambio climático.
La titular de la cátedra Gerhard R. Andlinger de Energía y Medio Ambiente y profesora de Psicología y Asuntos Públicos en la universidad norteamericana de Princeton, considerada por el jurado como “una influyente asesora de política ambiental a escala internacional”, fue la primera psicóloga en formar parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), al que ingresó en 2010.
Apelar a la emoción
De esta manera, se convirtió en “pionera” al introducir por primera vez la psicología como “un campo fundamental desde el que combatir este desafío ambiental” y al ser capaz de extraer ideas de una amplia gama de campos para ponerlas en práctica en “acciones consecuentes que beneficien a todo el mundo”.
Sus estudios permiten afrontar las respuestas humanas al cambio climático desde una perspectiva interdisciplinar, “que se nutre de la psicología, la neurociencia, la economía del comportamiento, la sociología y la ciencia ambiental”.
Las investigaciones de Weber, indica el fallo del galardón, demuestran que “los procesos de decisión no se guían por principios plenamente racionales”, razón por la cual para persuadir a adoptar una acción ante los retos ambientales “se requiere algo más que una argumentación lógica”.
La psicóloga ha determinado los tres factores (o “ideas fundamentales en las que se puede resumir sus contribuciones”) que más influyen en la toma de decisiones ambientales: la referencia a impactos específicos, más que a conceptos generales; la activación de emociones positivas sobre los avances que se pueden lograr a través de la acción colectiva y la experiencia o proximidad personal hacia el problema.
En ese sentido, los huracanes o los incendios forestales, por ejemplo, son más proclives a motivar la acción de las personas que el cambio climático como un concepto general. Además, el miedo o la culpa por el cambio climático “son emociones que no movilizarán a la gente” porque las personas “tienden a rechazar” las negativas, por lo que es mejor “fomentar respuestas sostenidas”.