Contexto histórico
Se ha formado una comisión para hacer un nuevo himno yucateco. La pretensión es afortunada en más de un sentido. El así llamado Himno Patriótico Yucateco no exalta el carácter de Yucatán, esto en adición a que es feo y raro. Sin embargo tiene un contexto histórico.
En gran parte del siglo XIX decir yucateco era insinuar traición: tanto por lo hecho por Lorenzo de Zavala en Texas, saliendo a favor de los tejanos contra México, como la tentativa de Justo Sierra O’Reilly de vender Yucatán a Estados Unidos en plena invasión norteamericana.
Décadas después de estos sucesos, pero aludiendo a ellos como documentó Guillermo Sheridan, Irineo Paz, abuelo del Nobel mexicano, se batió a tiros con Santiago Sierra Méndez, hijo de don Justo. Quiso la fatalidad que Santiago cayera en el lance de armas.
Otro factor por el cual no era bien visto Yucatán era por nuestro espíritu separatista. Asimismo, se tiene que considerar que la contienda del siglo XIX fue entre liberales y conservadores, Yucatán mostraba una inclinación conservadora. Aunque, como bien demuestra don Jesús Reyes Heroles en sus investigaciones, los yucatecos liberales de la primera generación ocupan un lugar destacado en la historia de México.
El mentado Himno Patriótico Yucateco es un canto al triunfo de las armas republicanas. Es, también, un canto a la República Restaurada y una declaración de unidad y respeto a México.
Quizás en su momento tuvo una justificación histórica que ahora no parece tener la misma trascendencia. Sin embargo, hay un pasaje que muestra el efecto de ese canto: estando de visita en Yucatán el licenciado Luis Echeverría el gobernador Loret de Mola hizo tocar el Himno Yucateco. Echeverría dijo: “Me tengo que parar para oír eso”.
Loret, consciente de que Echeverría pensó que era un canto separatista, le explicó brevemente la historia, el presidente quedó muy complacido y se puso de pie.
Hoy no tenemos por qué brindar un gesto de simpatía por la República. Quizás, como escribió Domingo Rodríguez, pueden coexistir los dos: uno como testimonio de una época y otro que sea un canto que nos represente, más allá de un trance histórico. ¡Y que sea de mejor calidad!