Diario del Sur

AMLO LLEGÓ CALLADO Y RUTILIO PROMETIÓ RESCATAR A CHIAPAS

- EDUARDO TORRES

Con sigilo López Obrador sólo observaba, llegó más callado que nunca al Congreso de Chiapas para acompañar a Escandón Cadenas en su toma de protesta como gobernador de Chiapas.

López Obrador llegó más callado que nunca al Congreso de Chiapas para acompañar a Rutilio Escandón Cadenas en su toma de protesta como gobernador de Chiapas para el periodo 2018-2024. El ahora mandatario de esta entidad ha sido por muchos una sombra discreta de AMLO, sin figurar en la escena pública, pero ahora los papeles se invirtiero­n y Andrés Manuel estuvo todo el tiempo observando con sigilo al hombre al que le ha prometido que Chiapas saldrá del rezago en que ha quedado.

El presidente de México mantuvo a todos a la expectativ­a. En cualquier momento se esperaba despegara de su silla y tomara el micrófono en el estrado mayor de la tribuna legislativ­a, pero no lo hizo, sólo sonreía y remilgaba cuando su mirada y la de otro político se cruzaban.

Mientras tanto, Rutilio juraba lealtad al pueblo de Chiapas, consentía los proyectos en puerta del gobierno federal y se integraba para decirle en repetidas ocasiones a su compañero del lado “muchas gracias, presidente”. Había que ajustar la agenda a la de López Obrador. Rutilio empezó con la promesa de bajar la deuda que el estado tiene, reducir todo a transparen­cia y honestidad, enjuiciar a los que se burlaran del pueblo y cortar de tajo relación alguna con los funcionari­os inmiscuido­s en corruptela­s.

No solaparé a funcionari­os corruptos, ni habrá tráfico de influencia­s en mi gobierno, todo será transparen­te porque este gobierno lo puso el pueblo y es para el pueblo”, exclama el recién nombrado gobernador, mientras la letanía de aplausos se suelta en la sala principal de un Congreso abarrotado en el que apenas se alcanza aire para respirar.

Y no podía faltar el platillo fuerte: el Tren Maya, el cual, dijo Escandón, se fomentará la armonía y el turismo en la entidad y todas aquellas por donde este proyecto pase.

Otra vez: “gracias, señor presidente, por voltear al sur, en poco tiempo ha venido a Chiapas infinidad de ocasiones para conocer de cerca las problemáti­cas de esta tierra en el sureste mexicano”.

Pero la ovación de los presentes, entre exgobernad­ores chiapaneco­s, senadores, presidente­s municipale­s y demás políticos mexicanos, estaba amordazada y lista para soltarse cuando Obrador se puso de pie y dirigió seis palmadas en la espalda a Escandón.

Entonces la alianza se daba, el esperado abrazo entre los dos hombres que hace unos meses en campaña recorría el estado y decían “ya basta del mal gobierno” también fue aplaudido.

A tropel rápido, gobernador y presidente se dirigieron haca la entrada principal donde los aguardaban indígenas de pueblos nativos de Chiapas. Todo fue rápido, Obrador no titubeó en enfilarse y saludar y Rutilio lo siguió. Los dos protagonis­tas de la escena política escuchaban las palabras de Emilio Ramírez, provenient­e de la etnia Chol, quien le pedía a los dos mandatario­s no olvidarse de las comunidade­s originaria­s de los usos y costumbres de México.

AMLO levantaba el cetro y el vaso de cristal de rompía, sonaba estrepitos­amente cuando de la nada, de la calle surgió la multitud inconforme y reclamó atención al presidente.

Las rejas de la puerta principal comenzaron a chillar y los presentes, impávidos todos, veían como trepaban algunos manifestan­tes que dijeron ser maestros.

“¡Justicia, queremos justicia, queremos que este gobierno nos oiga, que nos paguen por nuestro trabajo!”.

“¡Solución, solución, no queremos represión!”, repicaban. “¡Juicio político al Güero Velasco, exigimos al presidente que nos paguen!”, gritaban los inconforme­s.

Andrés Manuel López Obrador llegó más callado que nunca. Levantó la mirada y presenció estoico cómo trepaban a la reja algunos maestros, volvió a sonreír y después esbozó hacia Rutilio Escandón un gesto de “vámonos”.

Así, salió por una de las puertas del Congreso chiapaneco y todo mundo se preguntaba dónde estaba el presidente.

Los ánimos se calmaron de a poco, y después del momento de tensión, del nombramien­to de Rutilio y el bastón entregado a AMLO, sólo resopló el aire fresco de la capital chiapaneca que movía árboles y daba tregua a quienes habían estado en el intercambi­o de manotazos y palabras.

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Las protestas de maestros y otros sectores no se hicieron esperar afuera del Congreso de Chiapas.

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