Lo vital y lo imposible
Ahora sí, semana cargada de estrenos, en la que destaca Cosas imposibles (Ernesto Contreras, 2021) una historia de microuniversos melancólicos pero nunca ajenos a la redención y con cierta dosis de sutil humor. La asfixia emocional va acorde con el entorno que se ve en pantalla: departamentos minúsculos, cargados de objetos y muebles modestos. En muchos sentidos, estos, son también personajes mudos que transmiten dolor y encierro.
Contreras, quien en 2017 presentó Sueño en otro idioma, un cuento mágico de perdón y búsqueda de raíces, sigue en esta ocasión el camino de la redención pero desde una perspectiva urbana, en algún sentido terrenal pero siempre lúdica. Cosas imposibles, es una historia sentimental, dolorosa, de pequeños pasos –los personajes están acostumbrados a su minúsculo hábitat–, pero de grandes y sobre todo profundos cambios vitales.
En el entorno urbano de la cinta hay una radiografía social, que se enfoca en lo humano. Una unidad habitacional, es el escenario de dos historias normales, cotidianas y por eso, profundamente dramáticas.
Matilde (Nora Velázquez, en un papel excepcional, que le hace justicia a la actriz) es una mujer ya madura, viuda y sola, algo atolondrada que vive en un departamento de conjunto habitacional. Nunca aprendió a ganarse la vida y es más bien inútil. Por momentos, se le aparece su esposo, Porfirio (Salvador Garcini) para insultarla. La vida se le va en pedir probaditas en el súper y el mercado, ya que a fin de mes no tiene para comer.
Miguel (Benny Emmanuel, quien está también en su punto para este papel), vecino de manzana de Matilde, vende tenis –algunos con droga– para completar sus gastos. Se junta con la banda, con la que creció, acude a fiestas, vagabundea en la unidad , sus amigos le gorrean droga y un día ve a Matilde, pedir comida en un mercado. El joven por la noche le lleva tacos a su departamento.
La acción espontanea de Miguel, inicia una amistad en apariencia imposible: una mujer madura y un todavía adolescente del que el público, por lo menos hasta la mitad de la película, no puede adivinar sus verdaderas intenciones. La relación, tiene una tercera en discordia: Eugenia (Luisa Huertas), veterinaria que se siente atraída por Matilde, y que además atiende a su gato, asunto que toma a broma Miguel.
Los dos personajes principales, tienen un entorno de ruptura: la mujer al recordar la violencia que sufrió por su marido y el chavo, con una familia rota y ganas de salir de la asfixia que lo rodea. La relación por momentos recuerda a un buddy film melancólico y muy humano. En medio del melodrama, que se toca por lo cotidiano, aparecen boleros, canciones sesenteras interpretadas por Ari Gallegos y Verónica Toussaint a manera de apariciones lúdicas, mágicas, en el entorno del filme.
Cosas imposibes, rescata también la tradición genérica del cine de la época de oro, con sus personajes de quinto patio, pero que en esta ocasión sobrepasan el arquetipo para lograr la mágica a veces dolorosa y festiva empatía con el espectador.