POR CIENTO
persona. Generalmente no se emitía el mismo día y los solicitantes tenían que regresar otra vez para concluir el proceso, lo que desincentivaba a los doctores que vivían lejos de las capitales.
Además de la licencia, tenían que acudir a las oficinas de la Cofepris para solicitar en físico unos recetarios especiales por triplicado que debían incluir, entre otros datos, la dirección de su casa. Este requisito fue un elemento más de disuasión por representar un riesgo para su seguridad.
Como si esto no fuera poco, las recetas en papel debían incluir una etiqueta con código de barras, emitida por la Secretaría de Salud, que los médicos debían recoger en persona y sólo un máximo de 50 en cada trámite. “Era una ridiculez, una política de los dinosaurios”, considera Felicia Knaul.
Tantos requisitos provocaron que la mayoría de los médicos optara por no recetar estos fármacos. Sin doctores que los prescribieran, muy pocas farmacias los ofrecían debido a que era más costoso cumplir con las reglas para conseguir la licencia que los beneficios obtenidos por su venta.
Una razón para tan restrictivas reglas era el estigma respecto a esta clase de medicamentos y un temor a que se generara una crisis sanitaria como la que hoy tiene Estados Unidos, producto del creciente número de adictos a los opioides.
Según datos del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés), más de 90 estadounidenses mueren cada día por sobredosis de opioides, entre analgésicos recetados, heroína y fentanilo de fabricación ilegal. Además, entre 21 y 29 por ciento de los pacientes a quienes se les recetan medicamentos opiáceos para tratar dolor crónico lo utilizan de forma inapropiada.
Pero en aras de evitar una crisis como la estadounidense, México se fue al otro extremo y los opioides, esenciales para el tratamiento del dolor, quedaron prácticamente fuera del alcance de los enfermos.
PERSISTEN PROBLEMAS
Un año después de publicado el informe de HRW, México implementó cambios regulatorios para mejorar el acceso a estos medicamentos. El 14 de octubre de ese año se publicaron nuevas reglas para implementar un sistema electrónico de recetarios, que comenzó a funcionar hasta mediados de 2015, y vino a solucionar muchos de los problemas detectados en ese diagnóstico.
El nuevo sistema permitió a los médicos hacer su registro en línea para conseguir su recetario y la misma plataforma permitió a las farmacias validar las recetas antes de dispensarlas. El límite en la de la población en México sufre de algún dolor crónico cantidad de recetas creció de 50 a 200, disminuyó el tiempo de espera para obtenerlas y se introdujo un código QR para encriptar los datos personales del médico prescriptor. Además, se incluyó en el entonces Seguro Popular una cobertura para analgésicos opioides.
“En ese tiempo se armó un grupo de trabajo coordinado por el doctor Juan Ramón de la Fuente… Lo que conseguimos fue que se hiciera una plataforma electrónica para que la obtención del recetario de controlados, o sea el trámite, fuera vía electrónica, para que a través de un código
The Lancet
Más de de 90 estadounidenses mueren cada día a causa de sobredosis de opioides, entre analgésicos recetados, heroína y fentanilo de fabricación ilegal
“El manejo del dolor de manera adecuada es una necesidad no cubierta”
JOSÉ AGRAMONTE