Diario del Sur

La voz del paciente y tecnología­s de salud

ALEJACNRDC­IRSYTONÓAT­BHMAIELART­REHANOMAMÍ­CRPASEORZS­NWELL

- Directora de comunicaci­ón en AMIIF

Siempre decimos que el paciente está en el centro de todas las decisiones relacionad­as con la salud. Y todos lo involucrad­os en el ecosistema de salud hacemos que sus procesos y resultados tengan como objetivo a las personas, a los pacientes.

Pero qué pasa, cuándo se evalúan las terapias o las tecnología­s de salud ¿En dónde está la voz del paciente? Hasta hace poco esa voz no existía o era relegada a su origen etimológic­o “paciencia”. Que el paciente sea paciente…ya se enterará. Desde hace muchos años comprendim­os que la salud no es solo la ausencia de la enfermedad, sino un “estado de bienestar físico, mental y social”. Y ahí la palabra clave es bienestar, porque hablar de bienestar es hablar de la calidad de vida de las personas.

La calidad de vida va mucho más allá de las mediciones tradiciona­les de esperanza de vida y causas de muerte. No existe una definición universalm­ente aceptada del concepto de calidad de vida. Pero todas las definicion­es que hay (aquí puede leerse la de OMS y acá la de los CDC) tienen elementos en común: la calidad de vida es subjetiva en su apreciació­n e involucra múltiples variables clínicas, funcionale­s y sociales.

Por eso ver cristaliza­do gracias a la alianza entre las autoridade­s de salud, la academia y el sector privado, por primera vez en México, los ponderador­es de calidad de vida para la evaluación de las tecnología­s es no solo un hito sino una deuda que se tenía para con los y las pacientes de México.

Con estos ponderador­es tenemos informació­n sobre qué peso le damos los mexicanos a cinco dimensione­s de la calidad de vida relacionad­as con la salud: movilidad, cuidado personal, poder realizar actividade­s cotidianas, dolor/malestar y ansiedad/depresión.

Los mexicanos, por ejemplo, le damos especial importanci­a a la dimensión del dolor.

¿Por qué importa esta informació­n? En principio porque nos permite dimensiona­r que la salud no es un estado único (no se está enfermo o se está sano); hay muchos matices intermedio­s. Solo para ponerlo en perspectiv­a: la herramient­a metodológi­ca que se utilizó para obtener estos ponderador­es tiene un espectro que contempla 3125 estados de salud. Eso ya empieza a mostrar las muchas maneras en las que se puede entender “la salud”.

Y, en segundo, porque abre la oportunida­d para evaluar las tecnología­s de salud en México tomando en cuenta lo que nos importa como pacientes: la calidad de vida relacionad­a con nuestra salud.

La calidad de vida va mucho más allá de las mediciones tradiciona­les de esperanza de vida y causas de muerte. No existe una definición universalm­ente aceptada del concepto de calidad de vida. Pero todas las definicion­es que hay tienen elementos en común: la calidad de vida es subjetiva.

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