Sigilo de SEP con libros de textos frena posibles demandas, SNTE distraído y nula evaluación
OPINIÓN
Entre las empresas editoriales que pudieran ser desplazadas, ahora por los nuevos libros de texto de secundaria, hay la inquietud respecto a las limitadas reacciones a la reforma educativa que con todo sigilo se prepara.
Le mencionaba que sin un programa de estudio y sin las consultas obligadas por ley, la SEP de Leticia Ramírez elabora por lo pronto los libros de primaria. Se desconoce si habrá tiempo de aquí a agosto para los de secundaria.
Como quiera no se descarta que ese sea el objetivo, dado el reiterado rechazo a platicar con la industria encajada en la CANIEM que preside Hugo Setzer, con quien a estas alturas tendría que haber diálogo.
Además los nuevos libros, como le daba cuenta, están guardados a piedra y lodo. Según expertos son confusos, limitados y desordenados. Se nota la falta de expertis.
Se cree que con los libros de avanzada es el inicio de una reforma ideológica, de ahí la falta de rigor en el ámbito científico y el reiterado mensaje de lucha de clases.
Los que saben están convencidos que de llegar esos libros a las escuelas, los niños no aprenderán lo básico. Ni hablar de lectura y matemáticas. Será otro puñado de tierra a la reforma educativa de Enrique Peña Nieto.
Por lo demás no podrá conocerse el impacto, puesto que ya ni siquiera hay evaluaciones de desempeño.
La problemática por la falta de lluvias sobre todo en el norte, se visualiza delicada. Las cerveceras, refresqueras, mineras y acereras ya se preparan. Nadie quiere la desafortunada experiencia de Monterrey. El escenario ni pintado para empujar la nueva Ley de Aguas Nacionales pendiente del 2022. No hace mucho el Consejo Consultivo del Agua que preside Raúl Rodríguez Márquez se reunió con el diputado Rubén Muñoz presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la cámara. Categórica respuesta: el asunto no va en este periodo de sesiones. Quizá hasta septiembre. Como quiera mucha inquietud.
Aunque la mayoría de los analistas echaron las campanas al vuelo porque la inflación en la primera quincena de marzo pasó de 7.48% a 7.12%, lo cierto es que los avances en dicho terreno aún son pírricos, más cuando se habla del componente subyacente que se situó en 8.15% y no se digan los alimentos en 13.20%, mercancías 10.26%, pecuarios 9.0% y servicios 5.7%. Además la canasta que calcula el INEGI que lleva Graciela Márquez es muy básica, para la clase media el desgaste de su poder de compra es aún peor.