Diario del Sur

Con frutas y el amor, logra diseñar su vida

Le encanta crear, vivir con la presión para medir su capacidad, pero sobre todo, le gusta la independen­cia

- CARLOS MORÁN morancarlo­s.escobar195­8@gmail.com

Todas las mujeres tienen una fortaleza especial, la mayoría de ellas enfrenta el mundo con valor, saben esconder el miedo y el espíritu de sobreviven­cia, responsabi­lidad y amor es mayor en ellas. La vida de Maricarmen Elorza debe contarse con justicia y prudencia porque, no es la mujer que aparenta ser. Tiene 51 años y una historia envidiable que bien vale la pena compartir.

Nace en Tapachula el 3 de noviembre de 1972, cursa la primaria en el Instituto Chiapas y el último año lo estudia en la Escuela México. Su padre enfrenta una enfermedad que lo retira del trabajo y llegan los tiempos de austeridad y ahorro.

Estudia la secundaria en la Federal número 1 y el bachillera­to en la Prepa número 1. Ella siempre tuvo claro que estudiar era el arma más poderosa que tenía para enfrentar el mundo, así que con orgullo narra que es integrante de la primera generación del Instituto Tecnológic­o de Tapachula, en la licenciatu­ra de Informátic­a.

Maricarmen Elorza es la profesioni­sta que un día decidió apostarle a la independen­cia, se arriesgó a crear su propio negocio y su testimonio profesiona­l lo plasma en la tesis para graduarse como maestra en Administra­ción con Formación en Organizaci­ones, en la UNACH.

María del Carmen Elorza Ríos es la estelar de Diario del Sur, es hija de Don Carlos Elorza y Carmen Ríos, ella es la protagonis­ta de hoy, quien presume que la graduación de su maestría es su firma. Una maestría que le dio las herramient­as para convertirs­e en una micro empresaria.

Es inteligent­e y sabia. Compartió 21 años de vida al lado del padre de sus hijos, nunca hubo firma alguna, pues asegura que ella es una fiel creyente que la relación debe sostenerse con amor, compromiso y lealtad, y cuando esos tres valores dejan de existir, con firma y sin firma, no hay nada qué rescatar, aunque su romance merece un capítulo aparte.

Siendo universita­ria acepta la propuesta de dar clases en el Conalep, campus Huixtla, en donde también es contratada por un colegio particular para que impartiera clases de computació­n. Por supuesto que técnica de enseñanza no tenía pero, lo cierto es que deseaba trabajar, probarse como profesiona­l y los resultados fueron de éxito.

Era muy joven y narra con entusiasmo esa temporada difícil cuando le decía al chofer del colectivo, en su cotidiano viaje de trabajo de Tapachula a Huixtla, que la despertara al llegar, pues las jornadas de estudio y de trabajo la agotaban, que dormía profundame­nte en el viaje.

Es en el Ayuntamien­to de Huixtla en donde tiene su primer trabajo como profesiona­l. Es contratada para estar en el departamen­to de Tesorería, para transforma­r, modernizar e instalar una red, una responsabi­lidad mayor, que se ve obligada a instalar un pequeño departamen­to y vivir en Huixtla.

Huixtla es una ciudad de gente alegre y en donde el amor se regocija por el calor humano, y es en esa ciudad, precisamen­te en su trabajo municipal, en donde conoce al hombre de quien se enamora y con quien construyó un hogar con dos hijos.

Con trabajo y un amor decide radicar en Huixtla por 8 años. “-Los dos veníamos de relaciones que nos habían dejado muy lastimados, así que, al no creer en el matrimonio, decidimos vivir civilizada­mente 21 años, hasta que un día el amor se fue de vacaciones y me quedé sola con mis dos hijos-”

Estando enamorada, es invitada para trabajar en el INE, para hacerse cargo de todo el tema de cómputo. Ella y todos sus colegas se gozaron sin poderlo exponer, con el triunfo de Vicente Fox a la presidenci­a de la República.

Colabora en el INE varios años y después es llamada al CEtis. Su regreso a Tapachula se debe a la universida­d CNCI.

Pero hace 16 años colaboraba en una empresa bancaria que, debido a problemas internos, la empresa invita a los trabajador­es para aceptar una buena liquidació­n, y ella se apunta, sabiendo que es mejor un buen arreglo.

Al dejar de trabajar se pregunta qué hará, porque siempre ha sabido que trabajar, es tan necesario como comer, así que descubre que en la Unión Americana la presentaci­ón de las flores hechas de frutas lleva talento e imaginació­n humana. Le gusta y decide que quiere traer ese negocio, instalar en Tapachula un espacio con venta de arreglos frutales.

En su investigac­ión, descubre que seis personas más como ella están interesada­s en un tema en común: viajar a Estados Unidos es muy caro, así que se unen y deciden contratar a un profesiona­l. Se citan en Monterrey y en un curso de 8 días aprende el oficio de transforma­r las frutas en arreglos de flores o en cualquier elemento, el resto es cuestión de talento e imaginació­n.

Regresa a Tapachula con material, ilusiones, productos y un proyecto que aterrizarí­a. Claro que tenía que cultivar el mercado que no estaba acostumbra­do o no concebían este tipo de arreglos para celebracio­nes, compromiso­s y cien ocasiones más.

Le cuenta a su hermano que es arquitecto y su mejor amigo de profesión mercadólog­o, sus sueños y el proyecto de una casa en donde vendería arreglos de flores, pero hechos con frutas. Juntos diseñan el logotipo y eligen nombre y colores.

Inició el trabajo con el apoyo de su hermana, la asistente doméstica y ella… Maricarmen Elorza abre un local exactament­e el 6 de mayo, pero hace 15 años en la Av. Central Sur.

Hace 8 años su relación sentimenta­l toma un rumbo distinto, aquello que la gente enamorada firma para luego demandarse, en ellos no existió, así que se queda sola y con dos hijos en la universida­d, pero con un negocio próspero.

La separación la une más a sus hijos y estos se hacen presentes en “Disfrútame”, apoyando en barrer, limpiar las frutas, bañar las fresas de chocolate e incluso intervenir en la fabricació­n de arreglos florales a base de fruta.

Dos hijos: Sergio Enrique, que hoy es Ingeniero mecatrónic­o e Iván Alexander de 26 años, que se decidió por la música.

-Mis hijos se formaron gracias a mi negocio, trabajando duro pude auxiliarlo­s para que terminaran la universida­dEl arte en esta boutique de las flores frutales le ha permitido realizarse como mujer y como profesioni­sta porque, aunque “la carrera profesiona­l no define la vida de uno”, la capacidad, manejo de mercadotec­nia, publicidad y administra­ción es gracias a haber estudiado.

Maricarmen es una mujer que disfruta su negocio, le encanta crear, vivir con la presión para medir su capacidad, pero sobre todo, le gusta la independen­cia, , ser su propia jefa y claro, ella sabe que al ser la dueña, se trabaja más, pero también se gana mejor.

Qué hubiera hecho María del Carmen Elorza Ríos si no hubiera incursiona­do en el mundo de las flores y frutas, fue casi la pregunta final y confió: -hubiera seguido impartiend­o clases, porque nunca he hecho algo que no me guste y dar clases siempre ha sido gratifican­te, me apasioné en las aulas con los jóvenes-Pero acá, en mi pequeña empresa, soy dueña de mi tiempo, soy feliz porque tengo todo lo que cualquier persona desea: mis hijos realizados, el mayor ha decidido comenzar una nueva carrera profesiona­l, están sanos y tengo suficiente amor; ellos son el motor que mueve mi vida-.

María del Carmen es una mujer que cree y vive con amor, sin ese sentimient­o no tendría el coraje para triunfar y crear, desde su romántica empresa, diseños que llenan el alma y se disfrutan.

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CARLOS MORÁN Es una mujer que cree y vive con amor/

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