Vanguardia - Domingo360

Un gol no cambia la vida

- P. JUAN ANTONIO RUIZ

Durante estos días de cuarentena y mucho tiempo libre, he retomado un pequeño vicio que tengo desde hace tiempo: ver videos inspiracio­nales en Youtube. Y me topé con uno que quisiera ahora compartir con ustedes, pues creo nos puede ser de mucha ayuda. Es una historia real ocurrida en el Calcio…

El 29 de septiembre de 2008, el fútbol italiano vivió una jornada memorable. La noticia no fue el primer gol de Ronaldinho con el Milán en el partido contra el Inter, sino el gol que no metió Franco Brienza en el partido que disputaron el Reggina y el Palermo.

Estos dos equipos de la primera división de la liga italiana disputaron un interesant­e partido. Iba ganando el equipo local, Palermo, uno a cero, cuando sucedió algo que rompió los esquemas de todos.

En una jugada de ataque del Reggina, Balzaretti, jugador del Palermo, y Corradi, del Reggina, disputándo­se un balón, chocaron en el aire y se golpearon la cabeza. Los dos quedaron tendidos en el terreno de juego, semiincons­cientes.

Después del choque, en la mitad del campo del Palermo, el balón cayó a los pies del delantero del Reggina, Franco Brienza. Se le ofreció una fácil oportunida­d de anotar un gol, que supondría el empate tan esperado de su equipo.

Con el balón entre sus pies se encaminó a la portería del Palermo. Cuando ya sólo faltaba empujar la pelota dentro de la portería, Brienza se percató de los dos jugadores que estaban tendidos en el campo. Para sorpresa de todos, el pequeño jugador -mide 1.68 m- frenó su carrera hasta quedarse quieto y dejó que la pelota saliera por la línea de fondo, no tirando así a portería.

Conmoción total. El portero del Palermo, Amelia, se acerca a Franco, y levantó sus manos al público, pidiendo una ovación para el delantero. El público prorrumpió en aplausos, dándole una ovación.

Para los que somos aficionado­s al fútbol, pero creo que también para los que no lo son, estos gestos son verdaderas genialidad­es. Son jugadas que mantienen vivas las esperanzas de los que creemos que los grandes jugadores, los “cracks” del fútbol, son aquellos que se distinguen como genios con el balón y caballeros en su comportami­ento.

Aparenteme­nte, hoy en día, el fútbol y cualquier deporte, ha pasado de deportista­s virtuosos, a negocios de multimillo­narios o jugadores de Hollywood.

Hay muchos ejemplos que se pueden poner por ambas partes. Pero son los jugadores como Brienza, los que demuestran que “un gol no cambia la vida” de un jugador, pero que un gesto como el suyo sí puede cambiar la vida de miles de jóvenes aficionado­s.

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