MATERINAD DURANTE EL CAOS
ntes de comenzar, este “desafío pandémico maternal” (ya que puso de cabeza a todas las madres del mundo); me encontraba cursando un diplomado de crianza, así como un taller del mismo tema. Desde que nacieron mis hijos, busco este tipo de herramientas ya que como muchas madres, entiendo y reconozco el desafío que es la crianza, ahora más que nunca con este innombrable e inexplicable virus, que nos está transformando las vidas…
Jamás en mi cabeza, cuando me imaginaba este hermoso “sueño de maternidad”, cruzó la idea de que criaría a mis tres hijos en una prolongada cuarentena. No sé, tal vez hubiera optado por un curso “militar” (es broma, pero no tanto, como diría mi papá). Y resulta que entre más profundizo en el tema, más entiendo que la maternidad no es cosa fácil, nada, nada fácil; sin embargo, es muy, muy hermosa.
Entre el taller de filosofía para niños (que me gustaría mucho tomar), así como el del diálogo positivo, la empatía con los hijos, y sus tipos de personalidades; encuentro que más que todo, la paciencia y la empatía son de los dones “más interesantes” que puede tener una mamá, yo busco los míos y sinceramente existen algunos momentos, (como en esas horas pico), en que no me es suficiente la teoría. Eso sí, ¡amor, hay! y bastante, y podemos decir que también ese es otro don.
Por favor, no me mal entiendan, de verdad soy una madre feliz y afortunada, solo que justo cuando comenzaba a sentir que la llevaba de gane (es decir, ya no perseguía a mi hija con una bacinica por toda la casa y mis otros dos hijos estaban cada vez más adaptados a las rutinas diarias) comenzó, este desafío pandémico; (sin ahondar en que a la mayoría de las mujeres, nos dio por desinfectar a fondo cada rincón del hogar). Al menos aquí, ya solo me faltaba pasar el “rayo uv” para detectar cualquier tipo de secreción corporal en casa. Sube la temperatura a más de 37, “perdóname hijito, ¡no pasas!”
Al principio, en esta travesía del COVID, se sintió como ese sorbo de café después de lavarse los dientes; amargo, terrible; nefasto y después de unos varios sorbos forzados; un poco más digerible.
Y es que, (sin justificar jamás, jamás ningún tipo de maltrato), de pronto en un abrir y cerrar de ojos nos convertimos de madres a educadoras, psicólogas, terapeutas, coaches motivacionales de nuestras parejas, maestría en malabares y entretenimiento infantil; un sinfín de facetas, que al final del día puede ser ABRUMADOR.
De pronto, en algún lado leí la siguiente pregunta… ¿Qué consejo le darías a una madre primeriza? Y eso, me hizo entenderme un poco más, bajar un poco esta vara auto calificativa, y aceptarme COMO SER HUMANO.
1.- (Primero, como diría una tía, “no ande dando consejos donde no se lo pidan”).
2.- Pero, si me lo pidieran; esto les diría:
No hay fórmula perfecta, para criar más que la del amor, mucho menos en una época como la que estamos atravesando;