Vanguardia - Domingo360

MATERINAD DURANTE EL CAOS

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ntes de comenzar, este “desafío pandémico maternal” (ya que puso de cabeza a todas las madres del mundo); me encontraba cursando un diplomado de crianza, así como un taller del mismo tema. Desde que nacieron mis hijos, busco este tipo de herramient­as ya que como muchas madres, entiendo y reconozco el desafío que es la crianza, ahora más que nunca con este innombrabl­e e inexplicab­le virus, que nos está transforma­ndo las vidas…

Jamás en mi cabeza, cuando me imaginaba este hermoso “sueño de maternidad”, cruzó la idea de que criaría a mis tres hijos en una prolongada cuarentena. No sé, tal vez hubiera optado por un curso “militar” (es broma, pero no tanto, como diría mi papá). Y resulta que entre más profundizo en el tema, más entiendo que la maternidad no es cosa fácil, nada, nada fácil; sin embargo, es muy, muy hermosa.

Entre el taller de filosofía para niños (que me gustaría mucho tomar), así como el del diálogo positivo, la empatía con los hijos, y sus tipos de personalid­ades; encuentro que más que todo, la paciencia y la empatía son de los dones “más interesant­es” que puede tener una mamá, yo busco los míos y sinceramen­te existen algunos momentos, (como en esas horas pico), en que no me es suficiente la teoría. Eso sí, ¡amor, hay! y bastante, y podemos decir que también ese es otro don.

Por favor, no me mal entiendan, de verdad soy una madre feliz y afortunada, solo que justo cuando comenzaba a sentir que la llevaba de gane (es decir, ya no perseguía a mi hija con una bacinica por toda la casa y mis otros dos hijos estaban cada vez más adaptados a las rutinas diarias) comenzó, este desafío pandémico; (sin ahondar en que a la mayoría de las mujeres, nos dio por desinfecta­r a fondo cada rincón del hogar). Al menos aquí, ya solo me faltaba pasar el “rayo uv” para detectar cualquier tipo de secreción corporal en casa. Sube la temperatur­a a más de 37, “perdóname hijito, ¡no pasas!”

Al principio, en esta travesía del COVID, se sintió como ese sorbo de café después de lavarse los dientes; amargo, terrible; nefasto y después de unos varios sorbos forzados; un poco más digerible.

Y es que, (sin justificar jamás, jamás ningún tipo de maltrato), de pronto en un abrir y cerrar de ojos nos convertimo­s de madres a educadoras, psicólogas, terapeutas, coaches motivacion­ales de nuestras parejas, maestría en malabares y entretenim­iento infantil; un sinfín de facetas, que al final del día puede ser ABRUMADOR.

De pronto, en algún lado leí la siguiente pregunta… ¿Qué consejo le darías a una madre primeriza? Y eso, me hizo entenderme un poco más, bajar un poco esta vara auto calificati­va, y aceptarme COMO SER HUMANO.

1.- (Primero, como diría una tía, “no ande dando consejos donde no se lo pidan”).

2.- Pero, si me lo pidieran; esto les diría:

No hay fórmula perfecta, para criar más que la del amor, mucho menos en una época como la que estamos atravesand­o;

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