Vanguardia - Domingo360

Así es la vida.

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sí es la vida. Escuchamos o decimos la frase a manera de justificar los eventos que experiment­amos o para darle salida fácil a una situación que no llegamos a comprender del todo. Sin embargo, hay un momento en nuestro vivir, en el que esas palabras que escuchábam­os y repetíamos con indiferenc­ia, de pronto cobran un significad­o más profundo y comprendem­os su sabiduría.

Desde la época antigua, los chinos llegaron a la conclusión de que todo lo que existe en el universo, existe gracias a la oposición. La luz y la oscuridad, lo femenino y lo masculino, el bien y el mal, la fuerza la debilidad, etc. Jung extiende este concepto al amor y desamor, a la vida y la muerte, a las pérdidas y a las ganancias de la vida. Nos dice que todo tiene su contrapart­e. Hoy y siempre hay opuestos y es gracias a esta polaridad que progresamo­s.

Así es la vida. El progreso se da cuando por una tensión, decido hacer algo para eliminarla o resolverla. Nuestra tendencia natural es vivir sólo lo bueno y eliminar la tristeza. Sin embargo, cuando la tristeza nos toca, nos damos cuenta que en ella también se encierra una semilla de esperanza. Nos da la oportunida­d de reflexiona­r, de entender aspectos que antes no comprendía­mos o siquiera veíamos. Lo cierto es que oscilamos entre uno y otro polo; y el hecho de buscar el equilibrio es lo que nos da la sabiduría.

Decía Jung que a cada pérdida correspond­e una ganancia y viceversa.

Así es la vida. Nos damos cuenta entre otras cosas que vivir es una serie interminab­le de pérdidas y ganancias.

Nacemos y experiment­amos el mundo y lo que significa sentirse amados y alimentado­s: enorme ganancia. Al mismo tiempo; perdemos la comodidad y la seguridad que significa el vientre materno. Descubrimo­s el frío, el hambre y el dolor. Cuando empezamos a caminar, ganamos libertad pero perdemos el abrazo y cercanía constante de nuestros papas. ¿Recuerdas la nostalgia de dejar atrás la etapa universita­ria y sentir la responsabi­lidad de ganarnos la vida? Y así continúa una historia sin fin, que no cabría narrar. Ritos de paso, momentos de transición en los que confrontam­os la serie de pérdidas y ganancias de las que está hecha la vida. No es fácil aceptarlas como vienen, es difícil y al mismo tiempo, de gran aprendizaj­e.

Así es la vida. Las pérdidas en el camino, son determinan­tes para cada uno de nosotros. ¿Las ganancias?

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