La oración que salvó al papa
µ Para saber. Comienza el tiempo de adviento y la mirada se dirige hacia la Navidad y lo que representa. Porque el nacimiento de Jesús no es algo pasado, pues incide en nuestras vidas. Jesús es el Salvador, y su salvación viene a quien la acepta. Por ello en el adviento se nos invita a participar del gozo y la alegría de ser salvados. Jesús, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, es modelo de vida. Y una actitud de Jesús es su vida de oración. El papa Francisco inició un ciclo de catequesis dedicada a la oración del Padre Nuestro.
µ Para pensar. San Juan Pablo II fue un hombre de oración. Cuando sufrió el atentado, lo trasladaron al hospital y durante el trayecto, no obstante el dolor por los balazos recibidos, iba repitiendo plegarias: “¡María, Madre mía! ¡María, Madre mía!”
Durante la dominación alemana en Polonia, Karol Wojtyla, quien sería Juan Pablo II, estudiaba a escondidas para ser ordenado sacerdote. En 1944, los nazis persiguieron a los jóvenes y a muchos los fusilaban. Una noche irrumpió la policía nazi donde vivía Karol y empezó a registrar todas las habitaciones.
Karol se fue a la cocina y rezó postrado en el suelo, según la costumbre polaca. Los nazis registraron todas las habitaciones, pero no vieron a Karol, quien no dejaba de rezar. Y se fueron sin encontrar a nadie. Karol seguía rezando. La oración lo salvó. ¿La oración es algo presente en nuestro día?
µ Para vivir. Si pensamos que no tenemos tiempo para rezar, el papa
Francisco comenta que a Nuestro Señor Jesucristo lo buscaban muchos, recorría muchos lugares, tenía mucho que hacer y, no obstante, encontraba tiempo para separarse del torbellino del mundo para orar a su Padre.