Peter Murphy, vuelve el padrino del rock gótico
Los músicos británicos hicieron una parada en México con el tour ‘The Ruby Celebration’, alusivo al aniversario 40 de la formación del grupo
En medio de la oscuridad, escurridizo y combativo, salió Peter Murphy para iluminar la noche con su voz, y junto con la maestría del bajista David J, a quienes se apostaron frente a ellos para revivir las mejores noches de Bauhaus.
µ Espectáculo
La noche del viernes, el Teatro Metropólitan se convirtió en un recinto de ritos y suertes a cargo de los músicos británicos, quienes hicieron parada en México con el tour The Ruby Celebration, alusivo al aniversario 40 de la formación del grupo que crearon con Daniel Ash y ≋evin Haskins. “Gracias, México, mi corazón está con ustedes”, fue una de las pocas expresiones que dio Murphy en el recital, que duró alrededor de una hora y media, a partir de las 21:30, y que estuvo a reventar. Poco más de 3 mil personas tiene como aforo el teatro. Hicieron eco en los recuerdos de muchos asistentes al tocar completo su debut discográfico, In the flat field (1980). Las notas de la rasposa voz del cantante y los ademanes característicos en su anatomía fueron acompañados de baile y un atuendo negro, primero con una chamarra brillante, luego con un saco opaco y después con una chaqueta bordada. Enfocados en la añoranza por la música de su etapa dorada, Murphy y J ejecutaron Double dare, In the flat field y A God in an alcove para romper el hielo. Al frontman le gustó lo que vio en las butacas, todas ocupadas por contemporáneos: una fiel legión de admiradores casi todos uniformados de
negro, y bastantes, con sombrero.
“Lucen fabulosos”, expresó cuando le prendieron las luces de la sala, para vislumbrarlos.
µ Temas
Dive, St. Vitus dance y Nerves también aparecieron en el primer show del año de ambos, y que los llevará a más de una treintena de ciudades los siguientes meses. Murphy, de 61 años y radicado en Turquía, saboreó los gritos y la energía de los presentes, pues sabía que cuando se movía sugerentemente, o tocaba una pieza conocida, como She’s in parties, todos sucumbían. Y con Bela Lugosi’s dead, el llamado Vampiro de la Música Gótica honró a esta referencia con una fulminante interpretación, actuada, como si fuera un personaje de estos cuentos, alumbrado solo con una linterna, con un gran cuello negro y con una bufanda simulando ser sangre. Adrenalin, ≋ick in the eye, The passion of lovers y la clásica Ziggy stardust, de David Bowie, fueron algunas de las piezas con las que cerraron el concierto, que fue sinónimo de oscura felicidad para el público.