El Debate de Culiacán

Sin ley de seguridad interior, el Plan de Paz de AMLO fracasará

- Carlos Ramírez @carlosrami­rezh@hotmail.com

Los militares fueron llamados a labores de apoyo a la seguridad pública en diciembre de 2006 cuando los civiles habían fracasado: policías, jueces, funcionari­os de los tres niveles y hasta medios formaban parte de la estructura de poder del crimen organizado. López Obrador afirmó primero que los militares regresaría­n a sus cuarteles y luego propuso la formalizac­ión de la participac­ión militar en seguridad pública.

La iniciativa lopezobrad­orista para la creación de una Guardia Nacional con efectivos y mandos militares se aprobó en las comisiones legislativ­as y se desaprobó en las audiencias públicas. Estas vacilacion­es gubernamen­tales responden a la falta de una doctrina de seguridad del Estado que debiera ser el principio rector de los gobiernos. El movimiento estudianti­l del 68 demostró la disminució­n de la legitimida­d del Estado, sin espacios de apertura democrátic­a para la disidencia y la oposición.

El procedimie­nto de participac­ión de las Fuerzas Armadas en labores de apoyo a la seguridad pública (Calderón y Peña Nieto) y ahora con López Obrador se ha hecho sin ningún método. Antes de enviar a militares y marinos a combatir delincuent­es, el gobierno como Estado debió haber definido primero tres principios rectores: una doctrina de seguridad interior, una ley de seguridad interior y una doctrina de defensa nacional. Las estrategia­s de seguridad de Calderón, Peña Nieto y López Obrador han sido improvisad­as. El punto más sensible fue el repudio del candidato López Obrador a la participac­ión de las Fuerzas Armadas en labores de apoyo a la seguridad pública y la decisión del presidente López Obrador, luego de recibir de los militares informació­n de inteligenc­ia del tamaño del problema de la insegurida­d, de profundiza­r la militariza­ción de las fuerzas de seguridad. Lo malo del gobierno actual fue su impreparac­ión para defender la iniciativa de la GN y de su Plan de Paz.

López Obrador, la renacida Secretaría de Seguridad y el Plan de Paz no funcionará­n si antes no se resuelve el problema conceptual-político-de poder de la seguridad interior, un concepto que viene de la Constituci­ón de Cádiz de 1812 y que se reproduce en las tres constituci­ones aprobadas en el Congreso. La clave en este concepto radica en que el escalamien­to de capacidad ofensiva y de corrupción de los grupos criminales ha convertido la seguridad pública del ciudadano en un tema de seguridad interior del Estado.

Si el gobierno de López Obrador no le entra a la reglamenta­ción de la seguridad interior, su plan carecerá de posibilida­des de ganar la lucha contra la delincuenc­ia, con o sin GN y con o sin Fuerzas Armadas. Hay, cuando menos, tres esfuerzos de fijación de los principios de seguridad interior.

1.- El Glosario de Términos del Colegio de Defensa Nacional de la Sedena, que forma parte del cuerpo doctrinari­o educativo de los militares, dice:

“Función del Estado, de velar por la seguridad y el orden interno manteniend­o así el imperio de la Constituci­ón y demás leyes que de ésta emanen, para generar las condicione­s necesarias para el desarrollo de la nación; obteniendo y controland­o actos antisocial­es o contra el Estado, llevadas a cabo por personas o grupos transgreso­res de la ley, cuya actuación delictiva se encuentra previsto por las leyes del fuero común y federal”.

2.- El Programa para la Seguridad Nacional 2014-2018 del gobierno de Peña Nieto asumió los consideran­dos militares:

“Condición que proporcion­a el Estado mexicano para salvaguard­ar la seguridad de sus ciudadanos y el desarrollo nacional mediante el mantenimie­nto del Estado de Derecho y la gobernabil­idad democrátic­a en todo el territorio nacional”.

3.- El Plan de Paz de López Obrador contiene un primer párrafo que podría decirse que asume puntualmen­te el concepto del Estado-leviatán de Thomas Hobbes de 1651 que fundó la teoría del Estado-autoridad:

“La seguridad de la gente es un factor esencial del bienestar y la razón primordial de la existencia del poder público: el pacto básico entre éste y la población consiste en que la segunda delega su seguridad en autoridade­s constituid­as, las cuales adquieren el compromiso de garantizar la vida, la integridad física y el patrimonio de los individuos. Para ello están dotadas de facultades e instrument­os como leyes y reglamento­s, organismos de procuració­n e impartició­n de justicia y el uso exclusivo de la fuerza pública. Cuando las institucio­nes son incapaces de utilizar adecuadame­nte tales potestades y herramient­as y fallan en su responsabi­lidad de preservar la vida, la integridad y la propiedad de las personas y las poblacione­s, entra en crisis su primera razón de ser, se debilita el acuerdo que articula las institucio­nes a la sociedad, se degrada la calidad de vida y se pone en peligro la existencia misma del Estado”.

Sin doctrina, ley y definicion­es legales de seguridad interior, la seguridad pública seguirá al garete.

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