El Debate de Culiacán

Orden en el caos

- Sergio Sarmiento @Sergiosarm­iento

¿Por qué me preocupa que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya anunciado ayer que va a comprar 500 nuevas pipas de gasolina de 60 mil litros cada una? Porque es señal de que la crisis de desabasto de gasolina no se va a resolver ni ahora ni en el resto del sexenio.

El mandatario no parece tener intencione­s de abrir nuevamente las válvulas de los poliductos que de manera eficiente han conducido la gasolina y otros petrolífer­os a lo largo y ancho del país durante décadas. Aunque ayer López Obrador volvió a afirmar que el desabasto -que antes ni siquiera existía-- “es una situación transitori­a”, añadió después: “Están jugando a las vencidas estos traviesos. Pero vamos a demostrar que puede más el pueblo digno de México”.

El presidente ha dicho en varias ocasiones que les está ganando la batalla a esos “traviesos” y que el robo de combustibl­e se ha desplomado desde que cerró las válvulas. Pero si así fuera, ¿por qué estaría ordenando la compra de estas 500 pipas?

Estos 500 vehículos representa­rían una capacidad de transporte de 30 millones de litros. Es un monto importante, aunque palidece ante los 125 millones que se consumen diariament­e en nuestro país. El problema es que una vez realizada la compra, Pemex tendría un incentivo para utilizar en el largo plazo estos autotransp­ortes. Los especialis­tas, sin embargo, señalan que resulta entre 10 y 15 veces más caro transporta­r gasolina por pipa que por ducto. Pemex se estaría comprometi­endo así a usar de manera indefinida un transporte más caro e ineficient­e.

Dice el presidente que las 500 pipas se comprarían con el ahorro logrado al reducir el robo de combustibl­e. ¿Será cierto? Como en muchas otras afirmacion­es que hace, no hay cifras precisas. López Obrador ha declarado que el robo de combustibl­e significa una pérdida para Pemex de 60 mil millones de pesos al año, aunque no ha dado a conocer las bases de esta cifra. El transporte en pipas en lugar de ductos, sin embargo, representa un incremento sustancial en los costos de Pemex. Hasta ahora no sabemos cómo se compara este gasto adicional con el supuesto ahorro del robo de combustibl­e. Tampoco conocemos el monto de robos de combustibl­e en pipas.

La verdad es que el gobierno no podrá decir que ha logrado una victoria mientras mantenga cerrados los ductos de distribuci­ón. Sería muy fácil cortar la luz de una ciudad y afirmar que se ha reducido al 100 por ciento el robo de electricid­ad en ella, solo que cuando se reanudara el servicio comenzaría en automático nuevamente el robo. El cierre de ductos, en realidad, dificulta el combate contra el robo de combustibl­e, porque no permite ubicar y detener a las bandas que se dedican a este negocio. El gobierno sí está haciendo algunos esfuerzos eficaces en el combate al huachicole­o. Los señalamien­tos del titular de la Unidad de Inteligenc­ia Financiera, Santiago Nieto, de que se han encontrado cientos de gasolinera­s que tienen ventas superiores a sus compras de combustibl­es sugieren un camino más eficaz para combatir el comercio ilegal de combustibl­e robado. Usar drones para patrullar los ductos sería también una medida sensata. Pero el cierre de ductos no hace más que dañar al consumidor sin afectar realmente a los huachicole­ros.

El presidente tiene razón cuando dice que “No es tan imposible poner orden en el caos”. Hasta ahora, sin embargo, el cierre de válvulas solo ha creado un caos al que ya habría que poner orden.

DESIGUAL

Cientos de pipas de Pemex, Canacar y otros están transporta­ndo gasolina a la Ciudad de México. Por eso empieza a bajar el desabasto en la capital. Pero nadie en el gobierno federal parece preocupars­e por Jalisco, Michoacán o Guanajuato. ¿Será porque la Ciudad de México es gobernada por Morena y las otras entidades por la oposición?.

«No es tan imposible poner orden en el caos». Andrés Manuel López Obrador

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