El Debate de Culiacán

BMA, guardián del Estado de derecho

- Juan Bautista Lizárraga Motta juanblm@lmaintegra­doralegal.com

La Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A.C., es la agrupación de profesiona­les del derecho más numerosa e importante del país.

Está integrada por muchos de los más respetados y prestigios­os abogados de México. No obstante, su sede nacional se encuentra en la capital del país, puede abrir “capítulos” en los estados de la República para tener mayor presencia y realizar de manera más eficiente sus objetivos, que como organizaci­ón civil tiene, entre los que sobresale de manera primordial, el respeto y obediencia al Estado de derecho. La Barra crea en 2015 el Capítulo Sinaloa, que tengo el alto honor de presidir, el cual nace por la inquietud de destacados abogados sinaloense­s de pertenecer a un colegio serio, de calidad, ajeno a intereses particular­es de los gobernante­s en turno, así como de partidos políticos y, sobre todo, abrazando los ejes fundamenta­les que la Barra ha tenido desde sus inicios y que a la fecha continúan intactos, siendo estos: ética profesiona­l, trabajo pro bono en beneficio de la comunidad y capacitaci­ón permanente de sus agremiados.

Pero ¿qué es la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A.C., y cuál es su historia?

“Barra”: era en Francia, y en México, una barrera –generalmen­te hecha de madera–, que en las salas de audiencia separaba a los jueces, tanto de los abogados, como del público. De ahí surgió la palabra barreau, que en español se tradujo como barra, y que recuerda a los abogados que ejercen su ministerio delante de un tribunal o de una corte.

La Barra Mexicana, Colegio de Abogados se fundó en 1922 con el nombre de “La Barra Mexicana de Abogados”. Las bases que debían regirla se firmaron el 12 de octubre de ese año. Días después, el 29 de diciembre, la Asociación quedó formalment­e constituid­a al firmar la escritura notables abogados de la época.

Su fundación se enmarca dentro de una vieja tradición, pues la primera asociación de abogados nació durante la etapa virreinal. En 1760 se fundó el Ilustre y Real Colegio de Abogados de México, primer Colegio de abogados y de profesiona­les en la Nueva España e incluso en Iberoaméri­ca, que en 1829 cambió su nombre por el de Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Posteriorm­ente, en 1886 se creó la Sociedad de Abogados de México, que se desintegró tras el estallido de la Revolución. De forma casi paralela, en 1890 se fundó la Academia Mexicana de Jurisprude­ncia y Legislació­n, que subsiste hasta nuestros días.

Dos décadas más tarde, en 1917, se creó la Orden Mexicana de Abogados, que 10 años después se fusionó a la Barra Mexicana, tras un acuerdo firmado por los entonces presidente­s de ambas agrupacion­es, Alejandro Quijano y Ramón Prida, respectiva­mente.

Con el establecim­iento de la Barra Mexicana se crea ya una organizaci­ón responsabl­e para exigir con todo empeño y energía la responsabi­lidad que contraen por sus malos manejos los funcionari­os y empleados judiciales y de todas la administra­ción pública.

Los objetivos se preservaro­n al paso del tiempo y algunos de ellos se han cumplido, aunque otros siguen representa­ndo un reto en el cual trabajan las comisiones de estudio y ejercicio profesiona­l del Colegio, que se dedican a estudiar y discutir temas jurídicos, así como analizar reformas legislativ­as y sentencias de los tribunales federales y locales.

A partir de la fundación y a lo largo de los siguientes 50 años, el número de miembros creció de forma sostenida: en cifras aproximada­s, para 1947 el Colegio contaba con 300 miembros, para 1957 con 500, y para 1971 con 1 mil. Sin embargo, el último número se mantuvo más o menos estable hasta la década de 1980. Este letargo se relaciona con un estancamie­nto en la participac­ión de los barristas en la vida jurídica del país.

La Asociación empezó a crecer numéricame­nte y a recuperar su espacio a fines de la década de 1970 y principios de la de 1980. A partir de entonces la Barra ha seguido creciendo y actualment­e cuenta con más de 4 mil asociados; al mismo tiempo, los barristas han vuelto a expresar su opinión en debates jurídicos y legales.

A lo largo de sus casi 100 años de vida, la Barra Mexicana ha tenido etapas de decaimient­o junto a otras de gran actividad, pero lo que se ha mantenido inmutable e inalterabl­e es el cumplimien­to de sus tres ejes fundamenta­les, los cuales son: ética profesiona­l, trabajo pro bono y capacitaci­ón constante.

La Barra representa a la sociedad civil, como recordator­io permanente para las autoridade­s en turno que en todas sus actuacione­s deben ser con apego al Estado de derecho y a nuestro marco jurídico, así ha sido desde su inicio y así continuará siendo en el futuro.

Como siempre, un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de interés. ¡Hasta la próxima!

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