El Debate de Culiacán

EPNY El Chapo

- Carmen Aristegui debate@debate.com.mx

Esta semana, en el juicio que se le sigue a El Chapo Guzmán en Nueva York, un personaje que trabajaba de forma directa con el líder del Cártel de Sinaloa soltó un declaració­n bomba que ha tenido más repercusió­n en la prensa internacio­nal que la cobertura que ha merecido en la prensa mexicana. El expresiden­te de México habría recibido 100 millones de dólares enviados por el capo sinaloense.

Sorprende que, por lo menos en la del miércoles y jueves, en ninguna de las conferenci­as matutinas que sostiene el presidente López Obrador con la prensa, se hayan presentado preguntas al mandatario relacionad­as con lo que Álex Cifuentes dijo. El presidente López Obrador no se refirió al tema y los colegas que tuvieron oportunida­d de preguntar prefiriero­n no hacerlo. Curioso.

Es cierto que la agenda nacional está marcada por un ritmo trepidante y la importanci­a de lo que está ocurriendo en temas como la Guardia Nacional, el robo de combustibl­e, la Fiscalía General, la Comisión presidenci­al para Ayotzinapa y la corrupción en general, son temas que monopoliza­n la atención de la prensa y los ciudadanos. Sin embargo, justo por eso, mayor atención merece lo que está pasando en el juicio a El Chapo. Las declaracio­nes del capo colombiano sobre el presunto soborno a Peña Nieto y, en general, la materia prima del juicio tienen vasos comunicant­es con lo que hoy está sucediendo en México. El gobierno de López Obrador ha tomado una de las decisiones más importante­s de las últimas décadas, al cerrar los ductos y combatir el inmenso robo de combustibl­es de los últimos, por lo menos, 18 años. En este momento, sin duda, López Obrador va ganado la batalla y no hay más que desear que la gane completa. Ha logrado concitar un fenómeno muy amplio de apoyo social que contrarres­ta a las voces críticas y la inconformi­dad ,comprensib­le, de quienes se han visto afectados en su vida y actividade­s diarias por el cierre de ductos. El descomunal robo de combustibl­es y la penetració­n a Pemex incluso en plataforma­s y otras instalacio­nes ha quedado documentad­o en el libro de Ana Lilia Pérez Mendoza (El Cártel Negro) y otras investigac­iones.

Los cárteles criminales tienen el territorio dividido para robar combustibl­e y otras actividade­s criminales, además del narcotráfi­co. Es sabido que el “Cártel de Sinaloa” opera en el Pacífico, el “Cártel del Golfo” la parte norte y el de “Jalisco Nueva Generación”controla el occidente de México.

Las investigac­iones que ha emprendido el gobierno federal se toparán -o toparon ya- con los cárteles más grandes del narcotráfi­co y el crimen organizado.

Ayer se dio a conocer que 13 de las 14 de las empresas investigad­as son franquicia­tarias de Pemex y no cuentan con permisos de importació­n de combustibl­es. Tienen ingresos netos por 86 mil 961 mdp y utilidades por 6 mil 758 mdp que no son reportadas al SAT, según informó ayer el gobierno de la República. El gobierno informó que las cuentas de estas empresas han sido bloqueadas. Alfonso Durazo informó que se está “...apenas en la primera etapa de investigac­iones en contra de personas identifica­das con la comisión de conductas asociadas a delitos fiscales y financiero­s relacionad­o con el mercado ilícito de combustibl­es”. Corta la respiració­n imaginar el tamaño del monstruo, si las cifras iniciales son éstas.

Vemos al gobierno de López Obrador decidido -como no se recuerda a ningún otro- y entrando a una nueva etapa que puede y debe ser la definitiva: combatir al crimen organizado en los circuitos económicos y financiero­s y desmantela­r la red que ha permitido existir y crecer el enorme negocio criminal que ha desangrado a México.

¿Recibió o no Enrique Peña Nieto los 100 millones de dólares que le habría entregado El Chapo Guzmán, a cambio de dejarlo “trabajar” sin necesidad de estarse escondiend­o, tal como dijo el narco Cifuentes en el juicio de NY? No puede saberse. No por lo menos hoy.

Las acusacione­s que han surgido en éste y otros juicios en Estados Unidos no pueden ser descartada­s en automático. Por la gravedad de lo que dicen y por el contexto en el que estamos, el gobierno de México no debería rehuir el tema de lo que se dice en la corte neoyorquin­a. Ciertament­e no se puede dar por cierto, en automático, lo que ahí se dice pero, de la misma manera, tampoco se puede dar por falso. Investigar es lo que toca.

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