¿Las redes sociales ganan elecciones?
Aarón Sánchez
En la próxima elección, las redes sociales serán un verdadero campo de batalla político. Los candidatos tendrán que trabajar intensamente en dos frentes: el tradicional, es decir, haciendo publicidad en radio, prensa y televisión, así como las reuniones directas con potenciales electores; y en las redes sociales, con mucha presencia en Facebook, Twitter, Youtube y Whatsapp, principalmente.
La pandemia del COVID-19 y el forzado Quédate en Casa trajeron como consecuencia que amplios sectores de la población se dieran cuenta de que su teléfono celular no solo es útil para hacer llamadas. Descubrieron que son fuente de información y un excelente medio para expresar públicamente todo tipo de sentimientos y opiniones personales.
Durante la campaña electoral, el teléfono se convertirá en excelente instrumento para hacer política. Está al alcance de todos y puede utilizarse en cualquier momento. Se puede obtener y difundir información como nunca antes había sucedido. Para partidos y candidatos, estas serán un arma que no podrán ignorar, pues tienen un peligroso y mortal doble filo.
El 90 oír ciento de los electores tiene a su alcance un teléfono celular, y este dato es fundamental para la campaña y para el día de la elección. Cada candidato deberá contar con una estrategia de promoción a través de las redes sociales, pero también para crear percepciones, defenderse de ataques, infundados o no, y, sobre todo, para embestir a sus adversarios políticos.
La diferencia entre ganar o perder estará determinada por el manejo que cada candidato haga de las redes sociales. Tendrán que utilizarlas para difundir storytelling, es decir, su historia personal para conmover a sus electores. También contratarán a influencers que les ayuden a promover su imagen pública, y trolls para manipular la información o desviar la atención.
De igual manera, tendrán que utilizar estrategias para viralizar contenidos a través de bots, y difundir o defenderse de memes y de fake news. Aunque sean desagradables, estas formas ya se arraigaron para caricaturizar situaciones, crear falsas polémicas o promover mensajes ofensivos. De uno y de otro bando, el uso de este tipo de acciones se van a multiplicar.
Desafortunadamente, las redes sociales también son propicias para la manipulación y la difusión de falsedades. Abundarán fuentes de información apócrifas, datos adulterados e información amañada. El elector será el único que podrá controlar el tipo de noticias que reciba en su teléfono. Partidos y candidatos buscarán capitalizar la ignorancia del potencial votante.
El proceso electoral 2021 estará regido por ideas de Maquiavelo. Sobre todo: “quien engaña, encontrará siempre quien se deje engañar” y “es central saber disfrazar bien las cosas y ser maestro en el fingimiento”. Los candidatos actuarán con estos principios. Las promesas y la mentira electoral volverán a ser algo cotidiano. Así como en 2018.
«Para partidos y candidatos, estas serán un arma que no podrán ignorar, pues tienen un peligroso y mortal doble filo»