El Debate de Culiacán

¡Del altivo `Oye, Trump', a la humillante visita!

- Ricardo Alemán

Es un cambio radical de 180 grados. Sí, pasamos del arrogante título Oye, Trump --libro en el que López Obrador fustiga el autoritari­smo de Donald Trump--, al trato humillante que el mandatario norteameri­cano le espeta en la cara al presidente mexicano.

¿Qué pasó? ¿Dónde quedó el López Obrador retador, digno, que viajó por muchas ciudades de Estados Unidos para –como él lo dijo--, defender a los migrantes mexicanos “del autoritari­smo del presidente Trump”?

¿Por qué el presidente mexicano permite, hoy, ser tratado como “paria latino” que entra a la Casa Blanca por la puerta de servicio, sin el trato de jefe de Estado, que se merece”?

¿Será cierto que, como dijo valiente el gobernador Silvano Aureoles, Obrador no fue invitado, sino “llamado” por su jefe, el presidente Trump? Vamos por partes.

Como segurament­e recuerdan, en medio de la escandaler­a que desató la invitación del entonces presidente Peña Nieto al candidato presidenci­al Republican­o, Donald Trump, destacaron, en ese orden, el trato excesivo y hasta servil al visitante, y la presunta utilidad política de la visita. En el primer caso, Tirios y Troyanos vociferaro­n que era “humillante” para México y los mexicanos que el presidente Peña Nieto haya ofrecido trato de jefe de Estado a un simple candidato presidenci­al, como lo era Trump, en ese momento. Y, en efecto, los críticos tenían razón en ese punto.

En el segundo caso, el cuestionam­iento también resultó unánime, ya que Trump pretendía obtener ventaja electoral con la visita a México. Incluso, ya delirantes, algunos críticos mexicanos llegaron al extremo de sugerir que el voto latino hizo presidente a Trump. Lo cierto es que, a pesar de que el arrogante Trump aún no era puntero en las encuestas, había muchos indicios de que vencería en la contienda. Y esa apuesta diplomátic­a del Gobierno de México fue acertada. Sin embargo, la paradoja del caso –que sería cómico, si no es por su potente mensaje trágico--, es que, a la vuelta de los años, Trump parece cobrar todas las afrentas sufridas cuatro años antes, a manos de los lopistas. Y cobra con la moneda de una grosera humillació­n, a quien ya es presidente mexicano.

¿Por qué resulta humillante para Obrador la visita a la casa de Trump?

1.- Porque el primer encuentro entre los presidente­s de México y Estados Unidos no será una visita de Estado, sino un saludo amigable y de negocios; negocios políticos, incluidos el respectivo pago y cobro de favores.

2.- Porque el presidente mexicano no será recibido como lo que es: el jefe del Estado mexicano, sino como un “paria latino” que entra por la puerta trasera de la Casa Blanca.

3.- Porque hasta hace horas no existía la certeza de que el encuentro fuera parte del protocolo de entrada en vigor del T-MEC.

4.- Porque, por esa misma razón –que el encuentro no servirá para amarrar compromiso­s comerciale­s--, el primer ministro canadiense Justin Trudeau no había confirmado su asistencia.

5.- Porque, si en realidad la visita del presidente mexicano a su par norteameri­cano hubiese sido de carácter comercial, debían tener un lugar en la mesa los empresario­s mexicanos, a quienes el Gobierno de México no sólo ignoró de manera grosera y nada diplomátic­a, sino que los persigue y hasta los lleva a prisión.

6.- Porque, contrario a los discursos del entonces candidato López Obrador, a favor de los derechos humanos y del respeto a los mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos, el hoy presidente mexicano ignoró por completo a las organizaci­ones de latinos y sus reclamos.

¿Tiene miedo el presidente López al reclamo de los paisanos que viven en Estados Unidos? Eso sí, Obrador presume como suyas, cada que puede, las remesas que mandan a México los indocument­ados, a quienes hoy ignora.

7.- Porque el carácter electoral, clientelar y de utilidad política de la visita no la ven sólo quienes no lo quieren ver. Por eso, no pocos congresist­as demócratas se han opuesto a la visita de Obrador.

8.- Incluso, y a pesar del temor que provocan las venganzas de AMLO a la mayoría de los políticos mexicanos, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, se fajó los pantalones y criticó con severidad impensable la humillante visita. A través de un videomensa­je, Aureoles dijo que Obrador no había sido invitado, sino llamado, lo que exalta el carácter servil de la visita.

9.- Y, si fuera poca la humillació­n, a Obrador le negaron la Casa Balair, destinada al hospedaje de los jefes de Estado que visitan la Casa Blanca.

Lo más cuestionab­le de todo, sin embargo, es que casi todos quienes antaño apalearon a Peña Nieto por la humillante visita del candidato Trump, hoy guardan silencio de complicida­d ante la humillació­n de Trump a Obrador.

¿Es miedo a criticar a Obrador? ¿O será cinismo? Al tiempo.

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