Víctimas de COVID-19 esperan días para ser enterradas en Bolivia
Las familias bolivianas se han visto en la necesidad de mantener los ataúdes de sus seres queridos en sus casas, esperando que les hagan pruebas de coronavirus, lo que también muestra carga de las funerarias
Bolivia. Decenas de familias bolivianas mantienen por días en sus casas los ataúdes con los cuerpos de sus seres queridos en la región central de Cochabamba, a la espera de que se les tomen las pruebas del nuevo coronavirus y que los sobrecargados servicios funerarios tengan tiempo para recogerlos.
El domingo, en la vereda de una calle se encontró el cuerpo de un hombre de 54 años que murió la tarde del sábado en busca de atención médica. Poco después fue envuelto con un plástico negro, mientras varias personas pasaban por el lugar. Certificados
“Él se estaba quejando de un dolor en el pecho y un resfrío que decidió curarse en casa, pero al no sentir que sanaba, salió a buscar un médico y hoy nos enteramos que murió antes de encontrar uno, en la calle”, dijo a The Associated Press un familiar, que prefirió no dar su nombre por respeto a su familia.
Aseguró que el certificado de defunción señala que la causa fue posiblemente por COVID-19. Dijo también que estaban intentando juntar dinero para contratar un servicio funerario.
En Cochabamba —la tercera región más importante de Bolivia con una población de 2 millones de personas— las escenas de los cuerpos esperando sepultura, incluso algunos forrados de plástico negro colocados fuera de las casas, se asemejan a las que se vivieron en abril en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, fuertemente impactada por el COVID-19. Muertes en casas Aunque Cochabamba no es la región con más contagios de Bolivia, se están dando numerosos casos de personas que mueren en sus casas sin haber sido diagnosticadas. Entonces ocurre que los servicios de salud tardan en tomar las pruebas, en dar a conocer los resultados y en emitir un certificado de defunción, puesto que si el muerto da positivo al virus se deben cumplir con los protocolos de bioseguridad para el entierro.
Los familiares se topan con el otro problema: los servicios funerarios están copados y el cementerio más importante de la región está al límite.
Las escenas comenzaron en mayo, cuando se registraron casos aislados de cuerpos que fueron puestos afuera de los hospitales y en las calles. En junio, con la apertura de las actividades económicas, los casos de familiares con muertos en sus residencias se incrementaron.
El Ministerio de Salud dijo en su más reciente informe, que en un día se registraron mil 253 casos, para un acumulado 38 mil 71 y mil 378 fallecidos.