¿Cuál es el criterio?
Desde el inicio mismo de la pandemia, los Gobiernos federal y estatal dejaron en claro que el ingreso a la nueva normalidad, provocada por la pandemia del coronavirus, sería gradual y dependería del descenso del azote del virus.
En Sinaloa, salvo los bares, todas las actividades no esenciales ya se reactivaron, y las calles lucen como si nunca hubiésemos estado en una situación de máxima alerta.
Sin embargo, y volteando a observar las estadísticas que diariamente nos presentan las Secretarías de Salud de los dos órdenes de Gobierno, el azote del COVID-19 no ha venido a menos, sino todo lo contrario.
En Sinaloa, desde hace ya un buen tiempo el reporte diario de decesos y contagios mantiene, salvo raras ocasiones, la misma tendencia: arriba de 20, ayer fueron 39 y de 100, respectivamente, y ya el estado se encuentra muy cerca de alcanzar los 1600 fallecimientos, que, lamentablemente, es un hecho que sucederá. En el Gobierno federal, aunque el presidente diga que lo peor ya pasó, los reportes le dan un mentís categórico. Apenas el jueves sale el vocero a anunciar que finalmente la tendencia de contagios en el país es a la baja, y a la vez informa que se confirmaron 7280 nuevos casos positivos, un nuevo máximo para México en 24 horas, y ni hablar de la cantidad de muertos que ya superan los 33 mil, y que tristemente la próxima semana veremos llegar a los 40 mil.
Se ha cedido ante presiones para la reapertura, cuando las condiciones no estaban dadas, y por ello la población anda ya en las calles, y ello puede cobrarnos una dura factura.