Le tocan la puerta, abre, y le quitan la vida a balazos en la colonia El Pípila
El presunto responsable al parecer llegó hasta la casa y comenzó a llamar a su víctima por su sobrenombre
La violencia que impera en la capital sinaloense sigue cobrando vidas, entre ellas la del joven Alejandro N., quien la madrugada de ayer fue privado de la vida en su propio domicilio, localizado en la colonia El Pípila.
La víctima, de acuerdo con lo informado por las autoridades, fue sorprendida aparentemente por un sujeto, quien le disparó con un arma de fuego.
u Los hechos
La colonia estaba en absoluta calma, cuando de pronto los disparos se dejaron escuchar por la calle Reyna Sofía y Paseo del Rey, y de pronto gritos desgarradores provenían de una vivienda.
En ese inmueble quedaba el cuerpo de un hombre de aspecto joven agonizando, con heridas de proyectiles de arma de fuego.
Rápidamente entró una llamada a los números de emergencia dando detalles de lo que estaba pasando. Policías más cercanos acudieron y, mediante sus radios de frecuencia, reportaban al Centro de Emergencia y Respuesta Inmediata (CERI) que la persona había muerto.
Entre lo que se comentó de manera no oficial fue que Alejandro llegaba a su casa junto con otros familiares, y poco tiempo después, al estar en el interior, llegaron preguntando por el Güero, tocaron la puerta, y al saber que lo buscaban, salió, y fue en esos momentos que lo atacaron a balazos.
El o los responsables salieron huyendo con rumbo desconocido. Policías de
Investigación se sumaron a los trabajos de campo. Además, se dijo que, tras montarse un operativo, no se logró ubicar a los agresores.
La zona quedó adecuada para que personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) hiciera las labores de campo. u Trámites
Peritos acudieron al lugar, bajaron sus herramientas, se pusieron su vestimenta y comenzaron a enfocarse en fijar probables evidencias, las cuales hallaron en el interior de la casa. Posteriormente, observaron el estado en que quedó el cadáver.
Por último, solicitaron que el cuerpo del joven fuera envuelto en plástico blanco en una camilla para, de esta manera, ordenar que el cadáver fuera depositado en el anfiteatro de la localidad, para que le practicaran las pruebas de ley, y adonde sus familiares acudirían a reclamarlo para, posteriormente, darle cristiana sepultura.