ESTRÉS CRÓNICO, UN MAL QUE PUEDE MODIFICAR HASTA EL CEREBRO
Esta condición es altamente dañina y se ha instalado en un grupo poblacional derivado de la pandemia de la covid-19. Expertos apuntan que impacta la estabilidad saludable de quien la padece y las personas a su alrededor
Sobrellevar la pandemia ha causado un impacto recurrente en la salud mental de la población. El estrés crónico es una realidad en gran parte de ella. De acuerdo con Claudia Haydée González de la Rosa, experta en biomedicina molecular, esta condición es tan importante que, incluso, el estrés crónico causa plasticidad adaptativa en el cerebro, llegando a provocar cambios estructurales y funcionales en regiones cerebrales que pueden contribuir al desarrollo de desórdenes. La especialista participó en la mesa Salud Mental en la Pospandemia, del Foro Virtual Visión Multidisciplinaria UAM de los Distintos Escenarios Pospandemia, organizado de manera conjunta con la Cámara de Diputados.
El especialista en sociología Carlos Contreras
Ibáñez apuntó, por su parte, que no son nada halagüeñas las condiciones en la salud mental pospandemia y este será el siguiente reto a superar.
u ¿Qué es el estrés crónico?
Claudia Haydée González de la Rosa, coordinadora de la Licenciatura en Biología Molecular del Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma Metropolitana, explicó que si bien el distanciamiento crítico es necesario para controlar los contagios, a su vez introduce a la población en un círculo dañino para la salud, que los expone al trabajo desde el hogar, al sedentarismo, a la educación de los niños en el hogar, a la falta de contacto físico de los seres queridos o amigos. Al respecto, añadió que todos esos factores, además de la misma pandemia, son detonantes de estrés. La principal hormona del estrés es el cortisol y en condiciones agudas salvan la vida, sin embargo, mencionó que en condiciones crónicas es altamente dañina. Por ejemplo, González de la Rosa apuntó que incrementa el riesgo de padecer muchos problemas de salud, como ansiedad, depresión, problemas digestivos, problemas de sueño, aumento de peso, deterioro de la memoria y deterioro de la concentración. “Incluso el estrés crónico causa plasticidad adaptativa en el cerebro, llegando a causar cambios estructurales y funcionales en regiones cerebrales, lo que puede contribuir al desarrollo de desórdenes”, advirtió.
La especialista en biomedicina molecular y médica cirujana comentó que en el ámbito educativo a distancia se pueden agregar otros tipos de factores de estrés, como la falta de internet o acceso a computadores o, en el caso de los profesores o padres de familia, el manejo de la tecnología.
Ante esta situación, consideró importante que el desarrollo de un programa integral de salud que tome en cuenta que estos detonantes de estrés deben de ser atendidos. “Todos debemos tener claro que aplicar estrategias que sean una solución temporal para una situación extraordinaria no equivale a un proyecto integral de salud, que requiere una planeación y un desarrollo específico, que no surge de un día para otro”, apuntó. Contrariamente, dijo que se requiere de un trabajo de expertos en salud que incluya expertos en conducta, porque muchas estrategias del manejo del estrés ya se conocen desde hace mucho, pero no se implementan, ya sea por motivos culturales o impedimentos propios de cada persona.
“Por ejemplo, se sabe que tener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente, evitar el alcohol y la cafeína, usar técnicas de relajación y tomar tiempos (como leer un libro o escuchar música), mejoran los estados de estrés, sin embargo, ¿cuántos mexicanos los pueden o los quieren poner en práctica?”, cuestionó.
Todos debemos tener claro que aplicar estrategias que sean una solución temporal para una situación extraordinaria no equivale a un proyecto integral de salud, que requiere una planeación y un desarrollo específico, que no surge de un día para otro” Claudia Haydée González de la Rosa Experta en biomedicina molecular
u Menores y el estrés
Rafael Bojalil Parra, experto en biomedicina e investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana, advirtió que hay una consecuencia que se toca poco, pero que tiene gran
importancia, y es el retraso en la adquisición de habilidades en los niños que no han podido ir a la escuela en un año. “Los niños, sobre todo, tienen ventanas de desarrollo que solo duran un tiempo, si estas ventanas de desarrollo se cierran, serán muy difíciles de superar. Debemos planear cómo hacer para superar el trastorno neurológico que van a tener los niños del mundo”, advirtió, de acuerdo a sus conocimientos. Rafael Bojalil Parra dijo que no solo es perder un año de clases, sino un año y lo que falta de componentes sociales de convivencia de sus pares. “Todos esto, y lo que falta, son componentes básicos para que los niños aprendan a tomar
decisiones y a regular su conducta”, reafirmó. Además, Rafael Bojalil Parra dijo que se deben considerar cuatro círculos que podrían tener afectaciones en términos de salud mental durante la pandemia: el enfermo mismo, los familiares que lo rodean, los trabajadores de la salud y la gente de los trabajos esenciales alrededor. Otro aspecto importante, añadió, es la profunda desigualdad que ha habido en la carga de trabajo del hogar para las mujeres. Estos grupos, señaló, están viviendo grandes cantidades de estrés de padecer ellos mismos la enfermedad mortal con grandes secuelas, miedo a que la padezcan personas queridas, miedo a perder ingresos, miedo de ser señalados socialmente. A nivel familiar, Bojalil Parra opinó que hay una enorme carga todos los días, tanto económica como emocional, por ser quienes cuidan a los enfermos, al igual que personal de salud. Hay duelo por la pérdida de seres queridos, y los rituales que se han visto suspendidos, estrés postraumáticos, secuelas en el sistema nervioso central, como convulsiones, falta
de concentración y cefaleas crónicas o consecuencias secundarias como violencia intrafamiliar.
“Se deben hacer ya políticas públicas para contender con todos estos trastornos, no solo emocionales, sino mentales, que vienen, que los tenemos ya frente a nosotros”, expuso.
Sindemia
Por su parte, el especialista en sociología y académico en la Universidad Autónoma Metropolitana, Carlos Contreras Ibáñez, destacó que las condiciones de salud mental de la población mexicana no eran la más adecuadas antes de la pandemia. Dijo que se venía padeciendo una sindemia de problemas de adicciones, de violencia, de relaciones interpersonales destructivas y, por supuesto, de depresión, ansiedad y estrés. La sindemia es, según los expertos, la suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población. “Sin embargo, como en todos los demás, esta pandemia vino a poner el dedo sobre la llaga sobre aquellas poblaciones o partes de nuestra sociedad que están en primera línea que tuvieron o que están viviendo circunstancias debido a la atención que están prestando a otros, por la falta de contactos y de redes de apoyo, que ya se está viendo que tiene consecuencias”, reflexionó. Contreras Ibáñez apuntó que México tiene poco reconocimiento o poco apoyo a la salud mental, además de pocos espacios para la contención. Un ejemplo, es que tradicionalmente se ha considerado que la familia tiene que hacerse cargo de los enfermos mentales, e incluye ideas de que se pueden atender con un trapito, con una buena palabra, pero advirtió que este no es el caso. “Se necesita ciencia, por tanto, un apoyo muy decidido a la investigación científica que no deje caer este tejido social, esta conexión humana y esta voluntad por salir adelante con una existencia ética y significativa”, señaló. Entre los aspectos que consideró importante a tomar muy en serio en la legislación respecto a salud mental es
que no se pueden disociar el cuerpo,
la mente y la sociedad, en un sentido de generar seres humanos y grupos
que sean productivos, que, en la medida de lo posible, tengan satisfacción con su vida y un grado de sentido y
felicidad a la existencia. “Necesitamos
que se encienda la conexión de la salud individual o de la salud colectiva”, explicó.
A su vez, dijo que es importante fortalecer las instituciones con ayuda de la academia, construir una nueva normalidad con base en la ciencia, no de estado, sino de humanidad y, finalmente, favorecer el cambio cultural para aumentar la flexibilidad y la mentalidad resiliente.
Los todo, ventanas desarrollo solo tiempo, niños, duran tienen si de estas sobre que un ventanas desarrollo cierran, serán de se muy superar. difíciles de Debemos planear cómo hacer para superar el trastorno neurológico que van a tener los niños del mundo” Rafael Bojalil Parra Experto en biomedicina