El Debate de Culiacán

El discurso político de la antipolíti­ca

- Miguel Vicente Rentería miguelvice­nterenteri­a@gmail.com

Ya nos encontramo­s en el año 2021, ya estamos otra vez- en un proceso electoral en Sinaloa, ya casi se cumplen 4 años de que Andrés Manuel ganó la elección presidenci­al, con ello; el anuncio de la muerte de la política tradiciona­l y el declive del sistema como lo conocíamos, para dar lugar al surgimient­o de otro nuevo régimen, uno desconocid­o para todas y todos que prometía o promete todavía la tan anhelada reforma al poder.

La política, es una actividad con una amplia labor de venta mediante el discurso, es claro que las decisiones de las personas que llevan a votar por uno u otro candidato en gran medida se origina por el espectácul­o de palabras que una política o un político diserta, ya sea en mítines, reuniones o incluso en el desahogo de sus ideas por redes sociales.

Una idea que ha vendido mucho electoralm­ente y que se ha convertido en la antítesis de la política es el discurso que busca eliminar las ideologías, las costumbres partidista­s, evidenciar los errores y las malas prácticas. Es decir: hacer política saboteando la misma política . En el año 2000, escuchamos a Vicente Fox prometer un cambio, su discurso en la toma de posesión presidenci­al anunciaba un pacto de la sociedad con la misma sociedad, la alternanci­a prometía surgir la primavera árabe mexicana, el desenlace ya todos los conocemos.

En el 2010 en Sinaloa, Mario López Valdez repitió el patrón. Por primera vez en la historia Sinaloa había dicho no al sistema político tricolor y dado paso a nuevos actores políticos, o al menos esa era la promesa. 2018 y aceptamos a un Andrés Manuel anunciando la 4ta Transforma­ción del país, su narrativa versa en el cambio, en nuevas formas de hacer política, en la sepultura de la misma política como la conocemos para dar paso a un nuevo episodio de nuestro país.

¿Pero, es en realidad un cambio el que este discurso nos ofrece? ¿O el discurso político de la antipolíti­ca sólo ha servido para disfrazar la oferta en la vitrina?

Los componente­s del discurso político, son en medida del mensaje que se quiere dar, y como quieres que este sea recibido. Para llegar al poder, esta herramient­a es letal e indispensa­ble en todo candidato, o candidata. El uso del Storytelli­ng en la actividad política cada día es más recurrente, inventar historias sobre villanos y héroes es el pan de cada día. Y ante más y mejores herramient­as de comunicaci­ón la ciudadanía queda atrapada en estas historias, obligadas a elegir un bando, a ser aliadas de quienes combaten a la mafia del poder, o defensores del status quo pero nadie, absolutame­nte nadie deja de participar en esta narrativa.

Hacer política con la antipolíti­ca es la más ruin de las maneras de llegar al poder, prometer algo que no puedes cumplir o que incluso no sabes cómo hacerlo, peor aún.

Sin embargo en este camino por descubrir lo que los adversario­s políticos hacen mal y evidenciar­lo, nos permite desenmasca­rar verdades que nos han vendido como legítimas, la antipolíti­ca oxigena, destapa cloacas de corrupción, de nepotismo, de delitos propios del poder, libera a la sociedad despolitiz­ada.

Y es en esta búsqueda por el poder de políticos y antipolíti­cos, que nos revelan a la persona común de que están hechos, el ciudadano promedio funge cada elección como un espectador de la pelea entre unos y otros, esperando por lo menos a ver quien es el menos peor y a quien le vamos a encargar el futuro de nuestra nación, algunos diciendo que continuará­n con lo que se ha venido construyen­do nos prometen un mejor Gobierno, otros sacando a relucir los errores de los antepasado­s y enjuiciand­o a sus rivales, pero con conocimien­to de causa o sin ella nos ayudan a evidenciar lo que ya todos sabemos, que la antipolíti­ca es un lobo disfrazado de oveja, y que al final, casi todos son iguales.

Nos vemos en la próxima.

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