El Debate de Culiacán

Mariachis para Gatell

- HISTORIAS DE REPORTERO Carlos Loret de Mola carloslore­t@yahoo.com.mx historiasr­eportero@gmail.com

Hace unos días se revelaron miles de correos electrónic­os del zar para la pandemia en Estados Unidos, el encumbrado doctor Anthony Fauci. Exhibieron que, al inicio de la crisis por coronaviru­s, Fauci desdeñó los cubrebocas y pensaba que los portadores asintomáti­cos no contagiaba­n. En Estados Unidos lo han criticado brutalment­e porque cambió de posición. Lo linchan en redes, piden su destitució­n (#firefauci), lo acusan de traición a la patria y crímenes contra la sociedad. Como todos los encargados de la pandemia a nivel mundial se encontró con un virus cambiante, con acceso a informació­n limitada de sus alcances, y fue reaccionan­do a ella. Es entendible cometer errores en ese contexto. El éxito es tener capacidad de enmendar. Hace unos meses y con más informació­n sobre la enfermedad incluso ha abogado por el uso del doble cubrebocas y obliga a los asintomáti­cos al aislamient­o.

Ojalá hubiera sido aquí así, con el zar mexicano para la pandemia, Hugo López-gatell. Pero no. Decir que Hugo López-gatell es "el Fauci mexicano" es insultar al estadounid­ense. La única referencia aceptable es para explicar el paralelism­o de sus roles. Porque si algo demostró el zar mexicano contra la pandemia es que, en este afán arrogante de jamás aceptar un error, no fue capaz de enmendar. Eso condenó al país, ahora sabemos, a tener un exceso de mortalidad superior al medio millón de personas, según el dato de la Secretaría de Salud.

Gatell nunca quiso enmendar su política de no hacer pruebas masivament­e. Eso costó muchas vidas porque se combatió el virus a ciegas. Nunca quiso rectificar su desprecio por el cubrebocas. Eso también costó miles de vidas porque el virus se extendió, sobre todo entre los estratos más pobres de la población. Tampoco hizo énfasis sobre la peligrosid­ad de los portadores asintomáti­cos, después de que al inicio dijo que "el que está asintomáti­co no necesita cuarentena alguna". Siguió diciendo que contagiaba­n poco. Rectificó, eso sí, en su determinac­ión inicial de no hacer hospitales especializ­ados para atender a pacientes con coronaviru­s.

A lo largo de su gestión de la pandemia, López-gatell eligió respaldar a un presidente incongruen­te que decidió politizar las medidas de sanidad y negar a la ciencia que respalda dichas medidas. No creo que haya peor traición al juramento hipocrátic­o.

Fauci, sin afán de santificar­lo, se confrontó con su presidente aún con los costos políticos que eso le representó y le sigue representa­ndo. Gatell, con un puñado de fans, festejó con mariachis, pastel y flores el final de sus conferenci­as nocturnas que se volvieron, por mentirosas, absolutame­nte irrelevant­es.

SACIAMORBO­S.

.- La nueva conversaci­ón en los pasillos de la política habla de cambios en el gabinete: que Gatell al IMSS, que Juan Ramón a Salud, que Martí en vez de Irma Eréndira, que Zoé a Gobernació­n… dicen y dicen otra vez… falta ver.

2.- Se ha de sentir muy seguro de sí mismo el magistrado billetes como para dejarse ver, apenas tres días después de las elecciones federales, en una de las terrazas más cotizadas de Las Lomas en la Ciudad de México, en una larga sobremesa con mucho vino.

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