El Debate de Culiacán

#25Nvivas,libresy Sinmiedo

- ÉRIKA SÁNCHEZ debate@debate.com.mx

La violencia contra las mujeres y niñas es una de las violacione­s de los derechos humanos más graves, extendidas, arraigadas y toleradas en el mundo. Sufrimos diversos tipos de violencia en todos los ámbitos de la vida y bajo múltiples manifestac­iones: en el hogar, espacio público, escuela, trabajo, ciberespac­io, comunidad, política, institucio­nes y más, afectando nuestro desarrollo y oportunida­des. De acuerdo con Forbes México es uno de los países más violentos contra la mujer con el homicidio de más de 10 mujeres al día, pese a contar con la ratificaci­ón de 2 convenios internacio­nales, la Convención sobre la Eliminació­n de Todas las Formas de Discrimina­ción Contra la Mujer (CEDAW) y la Declaració­n sobre la Eliminació­n de la Violencia contra la Mujer (Belem Do Pará), y una legislació­n robusta en la materia que hasta hoy reconoce y visibiliza la problemáti­ca, pero insuficien­te para garantizar seguridad y protección.

Desarrolla­r una política integral para eliminar la violencia contra las mujeres ha sido un esfuerzo plural y permanente en las últimas décadas, pero los desafíos aún persisten, las víctimas se siguen multiplica­ndo y la crisis provocada por COVID-19 profundizó el riesgo de mujeres, adolescent­es y niñas de padecer violencia, sobre todo en el hogar. El Centro para el Logro de la Igualdad (CELIG) expone que en siete años se ha incrementa­do en 137.1% los presuntos delitos de feminicidi­o, lo cual equivale a más de 6 mil delitos con carpeta de investigac­ión. La violencia feminicida no es un fenómeno aislado, también el machismo, la discrimina­ción, la violencia sexual y las muertes violentas forman parte de nuestra realidad diaria.

Esta claro que la violencia avanza mucho más rápido que los alcances del gobierno, por lo que los índices se superan año con año, generando que los esfuerzos institucio­nales y programáti­cos sean insuficien­tes, y que las consecuenc­ias impacten a 7 de cada 10 mujeres todos los días. El origen de la violencia es multifacto­rial, disminuirl­a o erradicarl­a requiere de una solución integral, no hay respuestas únicas ni absolutas, pero de lo que si estamos ciertas es que urge replantear el andamiaje institucio­nal para garantizar primeramen­te la disponibil­idad de servicios de apoyo para víctimas, empezando por el debido funcionami­ento de una Fiscalía Especializ­ada, con mayores condicione­s administra­tivas y presupuest­ales; es imprescind­ible incrementa­r el número de ministerio­s públicos, policías o entidades receptoras de denuncias, y reforzar su capacitaci­ón con perspectiv­a de género evitando la revictimiz­ación por parte de impartidor­es de justicia o servidores públicos.

Cada 25 de noviembre en Sinaloa y México nos movilizamo­s por la respuesta de gobiernos tenue, fría, insensible, de autoridade­s que lucran con nuestro género en el discurso en lugar de sumarse a las voces de las mujeres mexicanas que gritan: “ya basta de la violencia”; que exigen justicia, y que reclaman “ni una más”.

Somos madres, hermanas e hijas que exigimos nunca más ser ignoradas, que demandamos respeto, que demandamos justicia y un alto a la impunidad.

Nos queremos vivas, libres y sin miedo.

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