¿Qué esperar del debate presidencial?
Difícilmente podremos observar un verdadero debate. Cada candidata ya presentó un largo listado de propuestas, sin dar explicación alguna sobre con qué y cómo llevarlas a cabo. Son solo buenas intenciones, y no compromisos en caso de llegar al gobierno. Pero este primer debate presidencial sí está generando algunas expectativas, derivadas de la actitud con que cada candidata llegue a dicho evento.
De hecho, las campañas presidenciales están aburridísimas. Iniciaron desde hace más de un mes, y aún no logran despertar el interés de la ciudadanía. La sociedad está ausente del proceso electoral. Claudia Sheinbaum tiene que ser muy cautelosa, estar a la defensiva, defender las acciones del actual gobierno, y cuidar al presidente López Obrador. Deberá defenderse, pero no podrá evitar dar una respuesta contundente a los señalamientos que le hagan.
Xóchitl Gálvez tendrá que ser agresiva e inquisidora. De no hacerlo, estaría cavando su propia tumba política. Tiene que señalar la inseguridad pública prevaleciente, las deficiencias del gobierno, denunciar los múltiples actos de corrupción, y proponer políticas públicas lo suficientemente convincentes para atraer al electorado. Xóchitl debe tomar la iniciativa en todo. Está obligada por las circunstancias, y de eso depende su posibilidad de crecimiento electoral.
El candidato Jorge Álvarez Máynez será un invitado de piedra. Por más que grite, nadie le escuchará. Lo más productivo para él, sería aprovechar el escenario para bajarse de la carrera presidencial declinando a favor de alguna de las otras opciones. Un aspecto interesante, es que en este debate estará muy presente el presidente AMLO. Obviamente, no aparece en la boleta electoral, pero sí se convertirá en el centro de las discusiones que pudieran generarse entre las dos candidatas.
Pese a lo anodino que hasta ahora han sido las campañas, sin duda el debate romperá la inercia y funcionará como un acelerador. Independientemente de quién gane en la discusión, los candidatos van a entrar a una dinámica electoral muy distinta. Todo debate presidencial es un extraordinario acto de comunicación política, y aumenta la emoción de las campañas electorales. Los candidatos estarán obligados a ser mejores, desarrollarán mejor sus propuestas y tendrán la oportunidad de fortalecer su liderazgo político.
El debate presidencial propiciará un realineamiento de las fuerzas políticas y de los grupos de interés. A partir de este acontecimiento, ambas candidatas experimentarán con diversa intensidad el efecto cargada o bandwagon. En lo sucesivo, quien acumule más alianzas se perfilará hacia el triunfo. Xóchitl estará ante una gran oportunidad para crecer electoralmente. Pero tendrá que ser más atrevida y precisa en sus propuestas. Tiene muchas cualidades para el debate, pero deberá mostrar mayor capacidad de convencimiento. Hay que asumir que aún no logra este objetivo.