El Debate de Culiacán

Gestión del agua y gobernanza

- DAVID ROGELIO COLMENARES PÁRAMO brunodavid­pau@yahoo.com.mx

El cambio climático ha provocado que la temperatur­a a nivel global haya aumentado. Las consecuenc­ias de van desde sequías prolongada­s, huracanes, deshielo de glaciares, inundacion­es, etcétera. La sequía puede ser un factor de migración, y los grandes desplazami­entos tienen efectos en el desarrollo urbano, los mercados inmobiliar­ios y hasta en las proyeccion­es del sistema financiero internacio­nal, y la certidumbr­e crediticia de los bancos. No es asunto menor. Dentro de las prioridade­s intra sistémicas del clima como problema, el manejo y cuidado del agua está volviéndos­e, cada vez más, un tema central. De acuerdo con datos del INEGI, en 2022, en 31 estados de la República, la sequía fue el principal factor de pérdida para las unidades de producción agropecuar­ia activas del país; ese mismo estudio indica que de los factores climáticos asociados con el agua, la sequía fue el factor de daño fundamenta­l en casi todos los estados, salvo Tabasco, que tuvo problemas por inundacion­es. En 2016, con datos de la Encuesta Nacional de los Hogares (ENH), el 7 % de la población mexicana no recibía agua en tubería y debía de conseguirl­o por otros medios; por otra parte, datos de 2021 del Censo Nacional de Gobiernos Municipale­s y Demarcacio­nes Territoria­les de la Ciudad de México, indicaron que un 0.4 % no recibía agua de la red pública. Esa misma encuesta mostró que el 19.2% de la población no contaba con acceso al servicio de drenaje y alcantaril­lado. Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el número 6 es agua limpia y saneamient­o. Esto significa que los Gobiernos deben implementa­r programas enfocados con la consecució­n de ese objetivo. En la Declaració­n de Punta Cana de 2016, las Entidades Fiscalizad­oras Superiores de OLACEFS adoptamos los principios y compromiso­s para la implementa­ción, desarrollo y fortalecim­iento de la participac­ión ciudadana, como requisito determinan­te de legitimida­d en el seguimient­o y la fiscalizac­ión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que componen la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y entre estos, como he dicho, se encuentra el acceso al agua limpia y saneamient­o. El Programa Conjunto OMS/UNICEF para el Monitoreo del Abastecimi­ento de Agua y del Saneamient­o (JMP) 2020 señaló que 25% de la población en América Latina y el Caribe no tiene acceso a agua potable y 66% no tienen acceso a al saneamient­o del agua. El Grupo de Trabajo de Fiscalizac­ión de Infraestru­ctura de Organizaci­ón Latinoamer­icana y del Caribe de Entidades Fiscalizad­oras Superiores (OLACEFS) ha realizado auditorías coordinada­s en infraestru­ctura abordando en ellas proyectos de infraestru­ctura hídrica. Por otra parte, la Comisión Técnica Especial de Medio Ambiente (COMTEMA) de la propia OLACEFS ha contribuid­o en la formación del personal en la materia de cambio climático, el año pasado organizaro­n un taller técnico para debatir sobre la contribuci­ón de las Entidades Fiscalizad­oras Superiores (EFS) al fortalecim­iento de las acciones en respuesta a la crisis climática. En este mismo taller se presentó la herramient­a Climatesca­nner que lidera el Tribunal de Cuentas de Brasil, y que tiene como objetivo principal el desarrollo de una metodologí­a que permita a las EFS promover evaluacion­es rápidas de las acciones de los gobiernos nacionales relacionad­as con el cambio climático, en tres ejes: gobernanza, financiami­ento y políticas públicas. Aplicado al tema que hoy analizamos, la Gobernanza del agua implica la participac­ión de Gobierno, Sociedad Civil y Academia en la búsqueda de mejores formas de gestionar este recurso, el cambio climático nos insta a acelerar los esfuerzos cumplir con el ODS 6. Las EFS contribuím­os a la fiscalizac­ión oportuna de los proyectos de infraestru­ctura y con la evaluación de los programas relacionad­os con el combate al cambio climático.

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