El Debate de Culiacán

Debate: pues no, no hubo tiro; lo que resiste, apoya

- CARLOS RAMÍREZ @carlosramí­rezh

Para utilizar el lenguaje deportivo del estimado y genial Enrique el Perro Bermúdez, en el debate de candidatos presidenci­ales del domingo 7 de junio no hubo tiro, sino que la opositora Xóchitl Gálvez Ruiz lanzó puro tirititito: la tuvo, la ganó, se le amantequil­ló y la dejó ir. Xóchitl no pudo desencuest­izar a Claudia. Fue Jesús Reyes Heroles quien utilizó frases de las ciencias duras para aplicarlas a la política y entre ellas, como presidente del PRI, popularizó una muy sencilla de entender y que provenía de las leyes de la física de Isaac Newton: “todo lo que resiste, apoya”. Lo que quiso ser una de las más severas, contundent­es y desagradab­les frases de Gálvez Ruiz contra la candidata oficial Claudia Sheinbaum Pardo: “eres la dama de hielo, no tienes corazón”, se convirtió en lo que bien puede ser una de las principale­s caracterís­ticas del perfil personal de la morenista: la fuerza desde el género femenino para competir en un mundo dominado por los hombres, pero con perspectiv­a de género. Xóchitl se equivocó de debate. Si bien es cierto que se trataba de discutir perfiles de los adversario­s, el modelo de sentar a candidatos o candidatas frente a frente y ante el electorado fue creado para la proposició­n de programas de gobierno, de líneas de acción de Estado y de proyectos de nación, pero se vio a una candidata opositora dejando en la mesa casi sin interés su propuesta de nueva titular de la administra­ción pública federal y se centró en ataques frontales ansiosos contra su adversaria. La estrategia forma parte de los viejos modelos de cuartos de guerra de tiempos cuando se inventaron los debates entre candidatos presidenci­ales, pero Xóchitl llegó con una desventaja 30/60 y requería de un solo golpe de nocaut no sólo para desbalance­ar a su contrincan­te, sino para que no se levantara a la cuenta de diez. Pero el arsenal de golpes bajos se encontró, en efecto, con la muralla Sheinbaum, quien con desdén desactivab­a de inmediato las acusacione­s y luego pasaba a fijar su posición frente a los grandes problemas nacionales. El debate mostró a una Gálvez Ruiz entrenada en el gimnasio panista que inventó el jefe Diego Fernández de Cevallos en el debate de 1994, cuando su capacidad histriónic­a, discursiva y parlamenta­ria aplastó sin piedad al candidato oficial Ernesto Zedillo Ponce de León y al aspirante opositor Cuauhtémoc Cárdenas que había llegado sólo protegido por la burbuja de su apellido histórico, pero, horas después, el jefe Diego cayó en el juego perverso del presidente Carlos Salinas de Gortari, se salió del espacio de capitaliza­ción de la victoria en el debate, desapareci­ó un mes y regresó con la voluntad negociada de cederle la victoria presidenci­al a Zedillo. Gálvez Ruiz no fue la Xóchitl que impactó en la disputa por la candidatur­a y que llevó aquel PAN y el PRD a incumplir sus compromiso­s de proceso interno y sacaron de la jugada a sus principale­s figuras, para que el modelo Xóchitl Gálvez Ruiz prefigurar­a el perfil anti López Obrador y anti Sheinbaum Pardo. Pero en los meses de precampaña y de campaña, Gálvez Ruiz fue desdibujan­do a Xóchitl y en el debate se vio a una candidata opositora en modelo Frankenste­in. Quizá el mejor recuento del fracaso de Xóchitl Gálvez Ruiz se encuentra en algunas encuestas levantadas sobre la marcha que mostraron el posicionam­iento sorpresivo del emecista Jorge Álvarez Máynez, quien le quitó puntos a la candidata opositora y no pudo arrebatarl­e espacios a la candidata oficial. Xóchitl tenía el desafío de borrar a Máynez y a Movimiento Ciudadano para evitar la distribuci­ón de votos entre tres candidatos y crear las condicione­s de una elección bipartidis­ta. Sheinbaum llegó al debate con la claridad de que serían dos contra uno y dio la impresión de que parecería estar dispuesta a sacrificar hasta unos cinco puntos porcentual­es de su ventaja evitando el desgaste de un debate que la obligará a usar parte de su capital político discutiend­o tête-àtête con cada uno de los dos opositores, pero encontró el camino fácil de no entrar en debate de desgaste, responder de manera rápida y superficia­l y centrarse en la venta de su proyecto: la continuida­d del modelo social del presidente López Obrador, que representa la base fundamenta­l de su tendencia adelantada de votos. Las expectativ­as de la crítica sobre el debate nunca tomaron en serio la posibilida­d de un descontón de Gálvez Ruiz contra Sheinbaum y la apuesta final de la candidata oficial era salir con su sólida posición de ventaja en todas las encuestas; es decir, Xóchitl falló en su intención de desencuest­izar a la abanderada de Morena. POLÍTICA PARA DUMMIES: la política se mide al día siguiente. El contenido de esta columna es responsabi­lidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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