“Los padres no ponen límites debido a que todo el tiempo están apurados ”
MILTON BARDO DE LA CRUZ FING Neuropsicólogo
La atención en los niños siempre debe ser una prioridad. Y así lo considera Milton Bardo de la Cruz Fing, neuropsicólogo y director del Centro Infantil de Rehabilitación en Mazatlán, quien comparte cómo el sistema influye en la educación de los hijos en casa.
¿Doctor, qué ha provocado que los niños sean más desafiantes y voluntariosos?
En realidad en la actualidad los niños son personitas muy demandantes. Cuando ocurrió la pandemia, los niños se acostumbraron a estar mucho tiempo en compañía de sus papás. Hacían actividades juntos como jugar, charlar; así como el acompañamiento de aparatos de tecnología , por lo que cuando terminó (la pandemia) hubo cambios significativos. Por ejemplo, los niños desarrollaron la inteligencia emocional, pero al término de la pandemia volvieron a esa zona de alguna manera desconocida. Los niños se empezaron a sentir desatendidos y, por consecuencia, esta ansiedad logra desestabilizar la armonía familiar, donde el niño es más negativo, desafiante; con conducta retadora, situaciones emocionales que no pueden controlar, e incluso cuadros depresivos.
¿Considera que el sistema ha influido en la formación de los niños en casa?
Definitivamente sí, a veces dicen los papas ‘mi hijo está muy adelantado y es inteligente’, y sí, pero no siempre la inteligencia se mide en cuanto a habilidades, sino que también se mide en cuanto al desenvolvimiento emocional.
El manejo de la inteligencia emocional infantil es un arma de doble filo porque esto significa que el niño es más consciente y más maduro; sin embargo, empieza experimentar trastornos o problemas como los de un adulto: cuadros depresivos, trastornos de conducta, vicios y manías. Y aunque el adulto tiene manera de sacarlos de forma más práctica, saliendo a divertirse, el niño está reprimido al no poder expresar lo que siente, es por ello tan importante el acercamiento de los padres y la parte espiritual, lo cual se ha perdido, así como los valores y la moral, lo cual es básico para que haya una buena armonía familiar.
En décadas pasadas la educación en casa era muy estricta, ¿hasta dónde puede ser permitido que los padres apliquen una formación rigurosa?
En realidad tiene que ver, por ejemplo, el manejo de los niños y las reglas que deben implementar los padres en casa. A veces les dan demasiada libertad, lo que provoca que el niño o niña se sienta autodependiente, y si se establecen las reglas pero no las cumplen, de nada servirá que se fijen. Si como padre le dice: ‘tu responsabilidad es llegar de la escuela y hacer este tipo de actividades’, el niño o el adolescente lo realizará de forma adecuada, pero si no lo hizo en la primera y no se le llamó la atención o lo hizo pero no dentro de lo establecido, él lo entenderá como que no es importante seguir las reglas, lo cual se tornará complicado para los jefes de familia. También tiene mucho que ver la parte que aportan los abuelos, quienes son un ejemplo para ellos.
De acuerdo con lo que ha trabajado en el tema familiar, ¿considera que los padres se han visto rebasados por los hijos?
Sin duda alguna sí. Es tanta la permisividad. Los padres no ponen límites debido a que todo el tiempo están apurados por cuestiones de trabajo, deudas y problemas familiares, lo cual ha tenido como resultado que los progenitores no tengan una capacidad de diálogo; es decir, entre papá y mamá, donde se pongan de acuerdo el cómo formar a los hijos, difícilmente habrá buenos resultados. Uno de ellos es el trastorno de la conducta negativista desafiante, muy similar a los patrones de conducta que presenta el niño con hiperactividad. La diferencia es que con la primera presenta cuadros de ansiedad y de desajuste en la comunicación de la familia.
¿En dónde se presenta más este tipo de problemas?
De acuerdo con el patrón de edad, te sorprendería saber que inclusive en clases bajas es donde menos se presenta este tipo de conductas, ya que los papás tienen una condición diferente y en las clases media y alta he visto más elevado el problema. Tienen el problema en niños de edades entre los 4 y 9 años, siendo en esta última más fuertes; por lo que entre los 12 y 16 es aún más grave, ya que a esa edad ya empiezan con problemas del cigarro y otros vicios.
¿Cómo pueden enfrentar esta problemática los padres?
Definitivamente pasar más tiempo de calidad con los niños. Ciertamente hay ocupaciones importantes con el trabajo, pero creo que es más importante la atención a los hijos, lo cual el mejor tratamiento es tener tiempo para ellos. Que haya momentos en familia, como comer juntos, pintar, jugar; todo lo que tenga que ver con la convivencia familiar. Y otro punto muy importante, la sana comunicación y convivencia entre los padres, lo cual se verá reflejado en los hijos.
¿Habrá un porcentaje de esta problemática?
Sí, actualmente, en lo que va del año el número de incidencia de este tipo de casos ronda entre los siete y ocho de 10. Comparado con el año pasado sí se ha incrementado, porque era de tres de cada 10.
La inteligencia no solo se mide en cuanto a la habilidad, sino también en el desenvolvimiento emocional”.