El Debate de Culiacán

El ladrón, agarren al ladrón

MÉXICO DIGNO MÉXICO UNIDO

- DR. ANTONIO GONZÁLEZ GONZÁLEZ antonio.gonzalezg2­010@gmail.com

“… El ladrón… agarren al ladrón” Popular adagio que cuando lo analizamos a fondo, nos dice mucho. Quién grita “el ladrón, agarren al ladrón” se dice lo hace el verdadero ladrón con la clara y evidente intención de proyectar los errores propios hacia una tercera persona. Y pareciera increíble, pero generalmen­te da resultado y tal vez por ello últimament­e está de moda. Señalar al supuesto ladrón y pedir que lo agarren, es sinónimo de buscar a quién culpar para eludir una responsabi­lidad, justificar deficienci­as y ocultar errores.

Buscar a quién culpar es lo mismo que gritar “agarren al ladrón”. Buscar a quién culpar es eludir nuestra responsabi­lidad y obligación de encontrar cómo resolver algún asunto. Es posible que en algunos casos especiales, encontrar al culpable sea parte de la solución, por eso pocas veces se da, encontrar al culpable o encontrar a quién señalar como culpable, es solamente un paliativo, que al final de cuentas no nos lleva a nada porque tendremos que seguir conviviend­o con el problema cuyo culpable o supuesto culpable ya encontramo­s pero que no nos ocupamos de encontrar su solución.

“El ladrón, agarren al ladrón” que al final de cuentas viene a ser lo mismo que “el culpable es fulano o mangano” pero en realidad no nos detenemos a analizar lo que está pasando y cómo revertir sus efectos indeseable­s.

Pudiera ser que encontrar al culpable de la anomalía, o mejor aún, la razón por la que ésta se presentó, será muy útil para evitar tropezar con la misma piedra por segunda vez, pero no puede sustituir la necesidad de corregir la anomalía.

Enfocarnos en encontrar quién le hizo un hoyo a nuestra embarcació­n, sin ocuparnos de taparlo, es absolutame­nte torpe, pudiera ser que nos hayamos hundido antes de dilucidar claramente quien causó el daño.

Lo lógico y lo práctico, es tapar el hoyo y después, si ello es útil, averiguar quién lo hizo, con el fin primordial de que no vuelva a hacer otro.

Busquemos soluciones, encontremo­s respuestas, y dejemos la importanci­a de buscar al culpable para después de corregir el mal.

Que no nos distraiga el grito de “el ladrón, agarren al ladrón” seamos objetivos al evaluar los acontecimi­entos sin dejarnos llevar por estrategia­s manipulado­ras que traten de desviar nuestra visión de los verdaderos problemas.

Por un México digno y unido, hagamos un pacto para que no nos distraiga el grito de “el ladrón, agarren al ladrón” Muchas gracias.

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