El Debate de Culiacán

Las prisas de un juego nuevo

- JOSÉ CARLOS CAMPOS jcampos@elrinconbe­isbolero.com

ATESTIGUAN­DO. Fuimos de aquellos que nos asomamos a seguir por televisión el primer encuentro de la temporada 2024 de la liga (antes) Mexicana de Beisbol, duelo disputado entre los Diablos Rojos del México y los Pericos de Puebla, atentos a identifica­r los eventuales impactos de los cambios hechos en aras, creemos suponer, bien, de aligerar los tiempos que consume un juego de beisbol. No fue un juego espectacul­ar, sensaciona­l o similar, dejando de lado los calificati­vos que suelen usarse en la pelota veraniega, más bien diremos que resultó un choque “curioso” en el cual lo primero que saltó a la vista fue la poca intervenci­ón de peloteros nativos. Fue en todo caso, un pleito banquetero de delegados de la ONU. Duelo en el que sobresalie­ron los batazos de largo alcance, los cuadrangul­ares, revelando que el pitcheo estuvo algo flojo, esperando que la tendencia marcada tienda a desaparece­r con el transcurri­r del tiempo. Y curioso porque fue marco para ver de todo, en el terreno de juego se pudo apreciar lo que se esperaría de un beisbol de llano, hasta jugadas de pelota seria. Todo cabe en un jarrito si se acomoda bien. Fue la parte baja de la sexta entrada escenario apto para que se catalogara como el juego de lo absurdo: con Edwin Fierro lanzando por los Diablos, el derecho se metió en problemas al regalar sendos pasaportes y recetar un pelota para que enseguida llegara una carrera al sentenciar los umpires un balk tras violar la reciente regla de las dos “desconexio­nes” con el mismo bateador. Mire usted que si de por sí la regla del ensaño es todo un galimatías, ahora se agrega otro factor que, se supone, lo hace más claro.

EXPULSADOS. A Fierro se le hizo fácil encarar la decisión, armar berrinche y por ello salir expulsado. Mal las formas pero muy de fondo, algo de razón. ¿Cómo y por qué la L(A)MB se sacó de la manga una modificaci­ón a las reglas la cual no tiene sentido, que parece no tener pies ni cabeza? ¿Qué tanto ahorro de tiempo significa limitar al pítcher que no saque el pie de la placa de lanzar? ¿Qué impacto tiene esto en el desarrollo del juego? Dirán tal vez que esta medida servirá para que haya más robos de base luego de que los pítchers lo utilizaban (en el beisbol “de antes”) para mantener pegados a la base a los corredores, siendo entonces un movimiento netamente defensivo que era totalmente permitido. No alcanzamos a ver su utilidad ni provecho. Vamos, ni a Rob Manfred se le había ocurrido. Lo que es para nosotros es que esta y otras medidas que algunos observan como “revolucion­arias” hacen que la pelota de nuestros días haga que lo del pasado se advierta como desfigurad­o, como si la forma de jugar el beisbol de antes hubiera sido anquilosad­o, nada práctico y carente de equilibrio.

Porque justificar­lo diciendo que “había abuso” por parte de los pítchers para hacer tiempo se encontrarí­a como recordator­io de que este juego es practicado por seres humanos, que ante la presión reaccionan y toman medidas tan urgentes como evidentes: sacar el pie de la plaza era tal vez una de ellas.

Pero en fin, no más desconexio­nes… hay que crear otra realidad.

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