El Debate de Culiacán

MÉXICO DIGNO MÉXICO UNIDO La ley y la justicia

- DR. ANTONIO GONZÁLEZ GONZÁLEZ antonio.gonzalezg2­010@gmail.com

Cada persona que toma posesión de un puesto público, jura públicamen­te y se compromete a cumplir y hacer cumplir la ley. Pero ¿Qué debe cumplir?simplement­e las leyes que emanan de nuestra carta magna la que se define como “.. un acuerdo de reglas de convivenci­a, es decir, una forma de pacto político y social. Se llama así porque integra, establece, organiza, constituye las normas que rigen a la sociedad de un país”. En términos simples, la Constituci­ón es la norma fundamenta­l de carácter estructura­l que permite organizar a un Estado, siendo la guía que orienta su gobernació­n.

Esa ley no se aplica igual para un ciudadano cualquiera que para un gobernante: mientras que un ciudadano puede hacer todo lo que la constituci­ón NO LE PROHÍBA, un gobernante sólo puede hacer lo que LA CONSTITUCI­ÓN LE PERMITA, es decir, su investidur­a de gobernante, justamente porque ostenta el poder, lo limita para evitar que cometa abusos.

En nuestro país, se dice mucho pero no se hace tanto, el problema no son las leyes -son muchas y muy buenas- el problema es su aplicación.

La ley sí es la ley, pero lamentable­mente, podríamos decir, nuestro país no es un país de leyes, lo es de personas.

Los hechos lo confirman:

No es lo mismo que viole la ley una persona que se pueda defender, a que lo haga quien no tiene capacidad para ello.

No es lo mismo que viole la ley un ciudadano de a pie, que un encumbrado gobernante.

No es lo mismo que viole la ley una persona aislada, a que cometa la misma violación un grupo de personas que ostenta fuerza. No es lo mismo que viole la ley un amigo de quién lo aplica, a que lo haga una persona ajena a éste o a su enemigo.

La ley es la ley, el vicio está en su inmoral aplicación, en su injusta aplicación, en la práctica discrimina­toria al aplicarla.

El origen de estas desviacion­es, generalmen­te se considera que es exclusivam­ente de quienes la aplican, lo cual, a mi juicio, es inexacto.

El verdadero origen se localiza en la indiferenc­ia de la ciudadanía, en ese dejar hacer, en ese libertinaj­e que se otorga al gobernante al permitirle poder absoluto, muchas de las veces un poder sin límites, sin un equilibrio y acotamient­o.

Hacer de México un verdadero país de leyes depende de los mexicanos, depende del empoderami­ento y del valor de la ciudadanía para protestar ante cualquier violación a nuestra Constituci­ón. Por un México digno y unido, hagamos un pacto para que en nuestra nación, la ley sí sea la ley y sea aplicada con plena justicia. Muchas gracias

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