¡El silencio!
Todos hemos tenido la experiencia de sumergirnos en el agua pudiendo silenciar los ruidos externos originando su propio mundo; existe un alto nivel de contaminación sonora en las grandes ciudades, el silencio nos permite restaurar la energía, evitando la irritación, nerviosismo y fatiga cuando el ruido estimula sensorialmente la corteza pre-frontal del cerebro; el silencio nos ayuda a ser más creativos ya que la cognición autogenerada llamada por los científicos genera liberación de procesos creativos y de innovación dejando fluir mejores ideas como resultado cuando estamos calmados; El estrés disminuye ya que se mantiene un equilibrio, importante no estar en ambientes tóxicos y caóticos; la rutina aunque es monótona genera estrés, por eso ha visto que la gente que vive en el campo pasa la vida en mayor paz y longevidad como un proceso natural; consejos prácticos desconecte el móvil, descanse con música clásica o la que usted guste, evite los ruidos y gritos, respire profundo en relajación, meditación y practique el hábito de la lectura. Cuando Beethoven compuso la quinta sinfonía lo que dio mayor impacto fue no solo los compases sino los silencios que establecieron un ritmo. Dios mismo se mantuvo en silencio por cuatrocientos años el cielo estuvo en silencio, no hubo visiones, sueños o profecías total silencio absoluto; fue Dios mismo que usó la vida del apóstol Juan el que rompió el silencio no con ruidos sino con sonido, sentido y ritmo del cielo a la tierra; anunciando las buenas noticias “Todos se esfuerzan en entrar en el” Lucas 16:16. Cuando se anuncia el mensaje correcto, crea una atmósfera a la que todos pueden entrar. No escuche los ruidos externos aprenda del silencio interior su conciencia y la voz de Dios.