Domingo 28 de abril de 2024. 5° de Pascua. Ciclo B

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos». PALABRA DEL SEÑOR.

La fe es un camino largo, una búsqueda constante de Dios un adaptarse a los cambios. Pero no se trata tanto de cambiar, sino de permitir que Dios nos cambie y que se vaya haciendo realidad su sueño a través de nosotros.

EL SUEÑO DE DIOS. Una vez un hombre, como tú y como yo, se fue al desierto porque quería encontrar a Dios y conseguir la paz en el corazón. Luchó contra sus pasiones y contra todo lo que llevaba por dentro. La pelea fue larga y a veces dudó si realmente valía la pena todo ese esfuerzo. Pero Dios lo acompañaba, y el hombre siempre encontraba motivos para amanecer.

Después de muchos años cansado le dijo a Dios : -“Señor, tanto esfuerzo por tratar de superar mis problemas y conseguir la paz… y nada.

_ “Está bien – dijo Dios, ya te probaste que tú no puedes solo, voy a regalarte yo la paz que tanto deseas”… Y le regaló la paz. Paz para él mismo y para compartir con los demás.

Al volver la gente, al verlo con paz, no lo dejaba en paz, porque le traían todo slos problemas y dudas. Entonces, el hombre, ya anciano, se quejó ante Dios y le dijo: _ “Señor, ahora es peor que antes. Antes yo luchaba contra mis problemas, pero ahora me llegan las dificultades de todos”. _ “No te preocupes – le contestó dios -, voy a regalarte una cosa para los demás. Voy a dejarte la paz y, además, tendrás mi mirada sobre las cosas”.

El anciano entonces resolvía los problemas de todos, porque miraba las cosas como Dios las mira. Pero un día, un muchacho muy orgulloso dijo: _”Yo no creo en ese viejo, voy a ponerlo a prueba”.

Atrapó entonces una golondrina viva y con ella en la mano se dirigió a ver al viejo. Pensaba preguntarle: “Esta golondrina que tengo detrás ¿va a vivir o va a morir?”. Si me dice que va a vivir, yo le aplasto la cabeza y se la tiro a los pies demostrándole que iba a morir. Y si me dice que va a morir, yo la suelto para que vea que se ha equivocado y que soy yo quién decide que viva.

Y así lo hizo. Dirigiéndose al anciano le preguntó: “Hombre sabio, esta golondrina que tengo detrás, ¿va a vivir o a morir?” El anciano lo miró con benevolencia y después de sonreírle se puso a escribir en el suelo con un palito que tenía en la mano. El joven insistió en la pregunta, creyendo que el anciano estaba evadiéndose con el silencio. Finalmente consiguió la respuesta, acompañada de la misma sonrisa benévola: _ “Mira, hijo, que la golondrina viva, es el sueño de Dios, que muera, esa es cosa tuya”. Es cierto que todo depende de Dios, pero él quiere contar con nosotros y siempre hay algo que podemos hacer para ayudarle a realizar sus sueños. (Tomado de: ILLESCAS MOLINA A. Los cuentos de mis homilías. Ciclos A, B, C. Edibesa 2014. Madrid. Pag 169-170)

DANOS TU ESPIRITU DE AMOR Y DE FUEGO, JESÚS, PARA

PRENDER DE VIDA NUESTRO MUNDO.