El Debate de Guamuchil

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Se ha especulado mucho en distintos medios sobre la supuesta homosexual­idad del pintor aragonés a raíz de lo extraído de esta extensa correspond­encia que se prolongó más de 20 años

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Un corazón “inflamado de amor” encabeza la carta que Goya escribió a su amigo de la infancia Martín Zapater al poco de llegar a Madrid, un 10 de noviembre de 1970. Era la última misiva conocida entre ambos que seguía en manos privadas y ha sido adquirida por el Museo del Prado.

Aunque en los últimos días se ha especulado mucho en distintos medios sobre la supuesta homosexual­idad del pintor aragonés a raíz de lo extraído de esta extensa correspond­encia que se prolongó más de 20 años, los responsabl­es del Prado aseguraron hoy que nada en ellas permite sacar esa conclusión.

µ Textos

“Nos atenemos rigurosame­nte a los textos y estos confirman una extraordin­aria amistad fraguada desde la infancia en la que hay diferentes niveles de comunicaci­ón”, señaló José Manuel Matilla, jefe de Conservaci­ón de Dibujos y Estampas del museo. “Hay signos de afecto entre hombres, pero transmitir afectos no implica adscripció­n a un género o a una sexualidad (...), aunque a algunos les parece extraño que los hombres manifieste­n sus afectos”, precisó Matilla al presentar la carta de Goya, un artista que se casó con Josefa Bayeu, con la que tuvo siete hijos. El experto se refería a frases incluidas en esta correspond­encia como “con tu retrato delante me parece que tengo la dulzura de estar contigo, ay mío de mi alma”, de una carta fechada en diciembre de ese mismo año, que han dado alas a las especulaci­o- La carta fue adquirida al coleccioni­sta José María Cervelló, que la compró en una subasta en Christie’s el 3 de julio de 2007. Tras su muerte, pasó a sus herederos que la han vendido al Prado. nes, así como a los dibujos de penes registrado­s en otras misivas.

“Hay dibujos satíricos, procaces y convencion­ales, hay bocas, ojos, orejas y también hay penes y vulvas”, resaltó Matilla, para quien todo lo relacionad­o con Goya suele estar sujeto a libres y a veces opuestas interpreta­ciones.

“Han dicho de él que era nacionalis­ta y afrancesad­o, taurino y antitaurin­o”, indicó el experto, que considera que probableme­nte las dudas no se despejen nunca.

La carta presentada hoy fue escrita por Goya apresurada­mente al poco de llegar a Madrid tras un inesperado viaje a Zaragoza para visitar a Zapater el 12 de octubre de 1790, acompañado de otro amigo común, José Yoldi. Goya se hospedó en casa de Zapater, según dice este en su correspond­encia con el hermano de Yoldi, Joaquín, que vivía en Buenos Aires, y regresó a Madrid el 4 de noviembre.

µ La carta

En la breve carta, el artista le expresa a su amigo su desazón porque al llegar a la capital se encontró con su hijo “hecho un monstruo, hinchado, lleno de viruelas” y que por ello él mismo está en cuarentena y no puede entrar en palacio.

En el encabezami­ento, Goya dibuja un corazón que, según los expertos del museo, “está ardiendo o inflamado de amor”, y al finalizar aparece otro dibujo, peor conservado, de dos figuras abrazadas, una de ellas parece cargar con la otra a cuestas. El Prado considera que Goya pudiera expresar en él que se sentía “como una carga para su amigo Zapater”. La carta fue adquirida al coleccioni­sta José María Cervelló, que la compró en una subasta en Christie’s el 3 de julio de 2007. Tras su muerte pasó a sus herederos que la han vendido al Prado, en colaboraci­ón con la Fundación Botín y la Fundación Amigos del Museo del Prado. El primer lote de 61 cartas de Goya a Zapater fue adquirido por el museo en 1976 a la marquesa Casa Riera. En mayo de 2000 se adquirió otro lote de 40 a los herederos de María Brey, y en mayo de 2004 un tercero de 19 de la colección Marqués de Casa Torres.

El director del Prado, Miguel Falomir, explicó que esta última adquisició­n forma parte de un proceso de catalogaci­ón de todos los dibujos de Goya. El primero de los cuatro volúmenes de los que constará, y que correspond­e al número dos, se presentó el pasado 5 de diciembre en la sede de la Fundación Botín en Santander, e incluye la primera parte de su carrera, entre 1769 y los primeros años de la década de 1790. Eso comprende los dibujos de la correspond­encia con Zapater, pero también el Cuaderno italiano —sus dibujos más tempranos, con anotacione­s manuscrita­s—, y dibujos preparator­ios para sus grabados basados en pinturas de Velázquez. El resultado de estos trabajos de catalogaci­ón, dirigidos por Matilla y por la jefa de conservaci­ón de pintura del siglo XVIII y Goya, Manuela Mena, se plasmará asimismo en una exposición que reunirá más de un centenar de dibujos de Goya, procedente­s del Prado y de otras coleccione­s. La exposición se inaugurará el 19 de noviembre de 2019, la fecha en la que se conmemora el bicentenar­io de la apertura al público del Prado.

Mena tiró de indirectas para subrayar la importanci­a de que el Prado conozca las cartas privadas de Goya a su amigo de la infancia. “Quedan muy pocos documentos verdaderos de Goya”, dijo, y “sin ellas conoceríam­os menos al artista y las leyendas sobre él serían aún más y más disparatad­as”.

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FOTO: EL DEBATE > La carta presentada hoy fue escrita por Goya apresurada­mente al poco de llegar a Madrid tras un inesperado viaje a Zaragoza.

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