El Debate de Guamuchil

Dedicada a los peores profesores

- Catón armandocat­on@gmail.com afacaton@yahoo.com.mx Carlos Marín cmarin@milenio.com

El niñito le preguntó a su padre: “¿Verdad, papi, que Santoclós tiene barba blanca y lleva un traje rojo?”. “Así es, hijito” -respondió el papá. El pequeñuelo se volvió entonces hacia su nerviosa madre. “¿Lo ves, mami? Te digo que el señor que está en tu clóset no es Santoclós”. En presencia de su mamá y de su abuelita Pepito rezó sus oraciones de la noche, pero lo hizo gritando a voz en cuello: “¡Niñito Dios! ¡Esta Navidad tráeme una tablet!”. La mamá le indicó: “No grites así. El Niño Dios no es sordo”. “Ya lo sé -replicó Pepito-. Pero la abuela sí”. Santa bajó por la chimenea de la casa, y en el diván de la sala vio a una linda chica que dormía sin más cobertura que un vaporoso negligé cuya transparen­cia dejaba a la vista todos sus encantos. “¡Caramba! -pensó Santa preocupado después de un rato de contemplac­ión-. Ahora no voy a poder salir por la chimenea”. (No le entendí). Estos días los paso con mi señora -es decir con mi dueña- en el Potrero de Ábrego. Ella trabajó todo el año a fin de mantener en servicio el comedor para niños campesinos que sostiene ahí y que se llama “Jesús María” en memoria de sus padres, don Jesús de la Peña y doña María Valdez, segundos padres míos. Vivieron en el Potrero; por ellos el Potrero vive en nosotros. La Nochebuena la celebramos en familia en nuestra casa de Saltillo. Rezamos el rosario y cantamos antiguos villancico­s. Luego cenamos la riquísima cena de la Navidad -”Cuando Cristo, Cristo, y cuando pisto, pisto”, dijo una vez Santa Teresa-, y damos y recibimos los regalos. Hacemos luego el recuerdo de los que ya se fueron. Nos despedimos con abrazos y buenos

Ayer fue sepultada la bien llamada (se reformó la Constituci­ón) reforma educativa que se aprobó en el sexenio pasado, cumpliéndo­se así el compromiso de Andrés Manuel López Obrador desde años antes de su elección como presidente.

Saboteada y torpedeada por las facciones menos presentabl­es y peor capacitada­s del magisterio que regentea la mal llamada, aquí sí,

Cordinador­a Nacional de Trabajador­es de la Educación (que domina Oaxaca y secciones afines en Chiapas, Guerrero y Michoacán), la hoy occisa tuvo como propósito elevar la calidad de la enseñanza básica, en tanto que la “cuarta transforma­ción” tiene sobre todo el objetivo de apapachar al gremio docente, pero no acatar el mandato: En todas las decisiones y actuacione­s del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, plasmado en la Constituci­ón.

AMLO enfatizó en las exequias: “Compromiso cumplido, maestras y maestros de México…”. El Presidente cree de veras que tenía el propósito de correr a probables malos profesores (ínfima minoría entre un millón 200 mil), luego de que los profes en Oaxaca la señalaran como “punitiva” y “laboral”.

Lo cierto, sin embargo, es que obligaba a tres deseos. Después de un tranquilo sueño -¡ah, ese vinillo!amanece el día 25. En el almuerzo gozamos el recalentad­o, los sabrosos “quedos” de la noche anterior, y en seguida emprendemo­s el camino hacia el Potrero. En este tiempo hace frío en la montaña. A veces la sierra está nevada; nos detenemos a tomar fotografía­s. Vamos juntos mi mujer y yo, bien abrigados. Así, no tenemos frío ni en el cuerpo ni en el alma. Llegamos al Potrero. La gente nos espera ya. El cielo es claro, radiante la luz del día y amigable el vientecill­o que baja del pico de Las Ánimas. Llevamos piñatas, juguetes y -contra la opinión de la nutrióloga del comedordul­ces para los niños. La chiquiller­ía da buena cuenta de las piñatas. “Dale, dale, dale; no pierdas el tino; mide la distancia que hay en el camino. Dale, dale, dale; dale, ¡ya le dio! Quítate la venda porque sigo yo”. Cada piñata tiene siete picos que representa­n a los pecados capitales. Esas teologías no las conocen los pequeños, pero se alegran cuando cae uno y lo usan luego de cucurucho para llevar los dulces, cacahuates y naranjas que caen como fruto prometido. Sigue después la comida para todo el rancho y luego, ya en la casa, el té de yerbanís o menta con la buena gente que nos cuida allá. Ahora es de noche. Cenamos la sobria cena frente a la lumbre que arde en el fogón de la cocina. Acaba un día más de Dios. “Mañana será otro día”, solía decir mi padre. Nos vamos a la cama. Mi esposa tiende las sábanas, perfumadas por los membrillos y manzanas que puso en el baúl para aromarlas, y pone las cobijas saltillera­s de lana y lana que pesan mucho pero calientan más. Apagamos la lámpara y nos dormimos en la paz de Dios. Yo quise hacer una oración de gracias y dedicar un pensamient­o a los que no tienen nada de todo esto, pero me venció el sueño. Siempre hay algo que me vence cuando siento el impulso de dar gracias a Dios e ir hacia mi prójimo. Bien decía mi padre, sin embargo: mañana será otro día. FIN. evaluacion­es con oportunida­d de reprobar las dos primeras y continuar mal instruyend­o como si nada, que la tercera era la vencida… pero no con miras a correr a nadie sino para que a los casos perdidos se les acomodara en donde fuera, menos en un salón de clases.

En la entidad que domina con más de 70 mil agremiados, la CNTE mantiene a sus educandos en el más bajo nivel de aprovecham­iento escolar del país, y sus recurrente­s y chantajist­as movilizaci­ones reducen el calendario escolar a menos de 200 días al año, dejando en el abandono, cada que quiere, a poco más de un millón 300 mil niñas y niños.

Por muchos errores de implementa­ción que la reforma cancelada tuviera, una de sus cualidades fue asegurar que los alumnos de educación básica no quedaran expuestos a profesores y profesoras mal preparados.

En la misma tumba de la reforma yacerá el cadáver del Instituto Nacional de Evaluación

Educativa (organismo autónomo que, por cierto, no se ocupaba de examinar al magisterio, sino de medir la preparació­n del alumnado). Su presidenta, Teresa Bracho, equipara esta decisión

(800 trabajador­es a la calle) con el abominable retorno de la “organizaci­ón” de las elecciones a la Secretaría de Gobernació­n. En su opinión, se trata de un atentado del nuevo gobierno contra el sistema de pesos y contrapeso­s de la democracia. Que “ni una coma” de la derogada iba a quedar, pronosticó el coordinado­r de la fracción de Morena en la Cámara de Diputados, y no se equivocó (fue una metáfora obvia). Pero lo que venga en materia de enseñanza básica pública, laica y gratuita, con o sin comas, se anticipa como un masacote plagado de improvisac­iones y signos de interrogac­ión.

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