Desgarros y tirones inesperados
La fatalidad en el deporte es parte de una vida profesional. Y desde el mismo momento que saltas a la cancha de juego marcas tu sino. El domingo anterior me aprestaba a ver el partido de futbol en la Liga MX, entre Toluca y Puebla. Como es costumbre, me acomodé en el viejo sillón y arrimé la clásica botana, acompañada de una suculenta espumosa. Algunos dirán: ¡Tan temprano! Yo traigo la hora de Inglaterra, puedo responder. Pero no, nada de eso. Apenas me estaba limpiando los lagañosos, ni siquiera pensaba en acciones turbulentas, mucho menos catastróficas. Pero a lo que iba, era comentarles que ahí en la cancha de La Bombonera, o sea, el estadio Nemesio Diez, los jugadores habían saltado minutos antes para el clásico calentamiento de músculos. Me tocó ver la inesperada lesión del arquero titular del equipo de la Franja, Nicolás Vikonis. Apenas hacía unos estiramientos y de pronto cayó al suelo, pidiendo asistencias médicas. Un desgarro, un tirón en sus piernas y un cambio repentino.
Colofón. Y a propósito de yolas, nuflos, cuiriflijis, -traducción“Nos bañaremos con la luz de la luna y te secarás entre mis brazos”. ¡Ai´sí! Esto me recordó inmediatamente los sucesos que se viven en nuestra Liga Diamante. Hará una semana donde el delantero Sergio Padilla, del equipo Santaneros, llegó barrido, -literalmente- al inicio del juego. Así entró a la cancha y en el primer intento de tomar el balón vino la lesión.