REPARAR A VÍCTIMAS CON MEDIACIÓN
Métodos alternativos de solución de conflictos proponen contemplar la reparación del daño sin castigos, afirma experto en mediación penal
En muchos países, a raíz de la insatisfacción y la frustración con el sistema de justicia formal, se han planteado respuestas alternativas al delito y a los desórdenes sociales. Los programas de justicia restaurativa pueden ser utilizados para reducir la carga del sistema de justicia penal, para desviar casos fuera del mismo y para proporcionarle una gama de sanciones constructivas. La mediación es un ejemplo de este planteamiento sobre formas alternativas de resolver conflictos.
Para Carmelo Hernández Ramos, experto en mediación penal, a través de este instrumento se pueden transformar y cambiar realidades que a veces resultan muy complejas y difíciles, aunque reconoce que la mediación no es una varita mágica que pueda solucionar todos los supuestos del delito.
Hernández Ramos hizo mención a algunos casos donde resulta controvertido aplicar una mediación, como es el de violencia de género, en que se cuestiona que la mediación sea un cauce adecuado, y ni qué decir en otros supuestos, como el abuso sexual a menores, donde la desigualdad y la equidistancia funcional entre víctima y victimario «llega a unos niveles tan absolutamente espeluznantes como la pederastia». Aquí el problema sería que un menor no tiene desarrolladas las facultades cognitivas o experiencia en la vida de una manera consistente como para saber si participar en algo como la mediación, aseguró.
Pedir perdón
El experto propone la individualización en cada supuesto: «Imagínese un caso de secuestro, donde pasado un tiempo la víctima ya recuperada y empoderada, teniendo restituidos muchos de sus derechos y capacidades para poder decidir en plenitud, decidiera participar y pudiera acceder al sistema penitenciario, siempre y cuando el secuestrador le quisiera pedir perdón y se pudiera acreditar por profesionales de la ciencia de la conducta que ese secuestrador realmente ha entendido el daño que ha hecho y necesita descargarse y pedir perdón». Esto significaría primeramente tener claro que los sentimientos que él experimenta (desánimo, culpa, autorreproche, etcétera) son ciertos; y, en segundo lugar, que la víctima desee participar para descubrir que la otra persona cuando ha sido colocada en su sitio ha podido hacer una recuperación. Ante tal posibilidad, el especialista en mediación dijo que no podemos negarnos esa posibilidad porque, si no, lo que estamos haciendo es no entender que la mediación también tiene en cuenta al victimario y tiene que trabajar con ambos, de ahí que sería prolijo y tendríamos que ir caso a caso para ver en qué momento esto se podría plantear.
«En criminología y psicología aplicada, en el ámbito de la mediación con temas penales no tenemos la oportunidad de trabajar en todos los supuestos que nos gustaría, a veces tenemos que tirar de fuentes documentales, casos ciertos que se han estudiado para poder tener un mapa de lo que se piensa y de lo que se ha hecho», dijo.
Aseguró que, en el tema de los abusos sexuales, cabría una posibilidad remota de poder realizar mediación, aunque la hipótesis mayoritaria es que no hay posibilidad. En su experiencia personal como mediador ha podido trabajar en casi todos los ámbitos de intervención en que el derecho y la psicología se dan la mano: «Cuando pusimos en marcha un programa de reeducación sexual en instituciones penitenciarias, tuvimos que adaptarnos a eso, aquí defendíamos la individualización, estudiar el supuesto de hecho y no cerrar la hipótesis alternativa».
Acoso sexual
Dijo que en muchas denuncias que proliferan ahora del tema del acoso sexual ha tenido algunas mediaciones donde se comienza por el tipo penal del acoso sexual y se cierra la mediación con la redefinición del tipo de injuria grave por acuerdo entre víctima y victimario, obteniendo la víctima un resarcimiento no solamente emocional y psicológico, sino económico muy importante para que pueda seguir con su vida. «De ahí que insisto: individualización, estudio de cada uno de los casos, y no deconstruir la hipótesis alternativa, dejarla abierta, porque siempre podría haber algún caso en que podría perfectamente funcionar la mediación», subrayó.