La Perla Tapatía
En la región que ocupa Guadalajara, Jalisco, vivieron, al final de la época prehispánica, grupos cocas, tecuexes y caxcanes, pero no dejaron nada que los recuerde; mucho antes, en ese mismo valle vivieron los quinametzin, hombres corpulentos que habrían de fundar Teotihuacán. En marzo de 1530 llegó a Tonalá, cabecera de los tecuexes, el conquistador Nuño Beltrán de Guzmán, quien iba en busca del reino de las amazonas. Entre el 15 de octubre y el 3 de noviembre del año siguiente, frente a la población indígena, en una mesa redonda, arroyo de por medio, Juan de Oñate, siguiendo las instrucciones de Guzmán, fundó una villa que en 1532 ya se llamaba Guadalajara, tenía 16 manzanas y llevaba una vida precaria. El 24 de mayo de 1533, Guzmán decretó mudarla a otro sitio, más al centro de la provincia, que él llamaba Nueva Galicia para diferenciarla de Nueva España. El 8 de agosto los colonos se instalaron en Tonalá, lugar en donde solo permanecieron dieciocho meses. Entre el 12 de marzo y el 20 de junio de 1535 volvieron a cambiarla, después de un difícil pleito con las autoridades españolas, por litigio, esta vez a Tlacotán, sobre la banda derecha del río Santiago, en un lugar estrecho e inaccesible. La población española llegó a tener templo, plaza mayor y calles tiradas a cordel que formaban treinta manzanas, con casas de madera y paja.