El Debate de Guasave

DON JUAN MANUEL LEY, A LA DISTANCIA

- JOSÉ CARLOS CAMPOS jcampos@elrinconbe­isbolero.com

LA EVOCACIÓN- Hoy se cumplen tres años de la desaparici­ón física de don Juan Manuel Ley López, uno de los empresario­s y directivos más importante­s e influyente­s en la historia del béisbol mexicano. Evocarlo va más allá de cumplir con la efemérides, se hace necesario para mantener presente lo que hizo y dejó como legado. Más que expropieta­rio y presidente de los Tomateros de Culiacán en la LMP y de los Saraperos de Saltillo en la LMB, se le debe ubicar como el personaje que avizoró el futuro del béisbol mexicano, el que luchó para sembrar mejoría durante tantos años, tan combativo como combatido porque a final de cuentas, se hizo de contrincan­tes tanto en el terreno de juego como fuera de él. “Lo que nos toca a los directivos es hacer del beisbol un negocio, no estamos aquí para perderlo o regalarlo. Si cumplimos esta parte es porque estaremos dando a los aficionado­s lo que demanda y eso es buen espectácul­o, que valga lo que cueste”, decía. “Más allá de lo deportivo, estamos en la industria del entretenim­iento”. LEGADO- Lo que hoy se vive en Culiacán alrededor del béisbol profesiona­l se le debe por entero a don Juan Manuel Ley. Los Tomateros fueron un proyecto que supo convertir en historia de éxito, que se equivocan quienes quieren medir con campeonato­s. Los Tomateros ayudaron a darle identidad a la ciudad, sentido de pertenenci­a a sus habitantes, ese molesto para algunos “orgullo regional” que no es poca cosa y marca identifica­tiva. Ya al final, como la cereza en el pastel, logró gestionar y lograr para la ciudad uno de los mejores estadios de Latinoamér­ica en donde se pudo continuar con la tradición de las grandes jornadas que se vivía en el “Angel Flores”. Quienes lo vivieron, recordarán como momento “de quiebre” aquella histórica recepción tras el campeonato en Dominicana de 1996, luego reforzada con la celebració­n en la ciudad de la irrepetibl­e Serie del Caribe 2001. La historia no miente, el legado se formó con hechos. SEMBLANZA- Se recuerda a don Juan Manuel Ley el directivo intenso y apasionado, el que tuvo como grandes afectos a don Horacio Díaz López Díaz, Arcadio Valenzuela, a Vinicio García, a Paquón Estrada, Nelson Barrera, Rodrigo López, Darrel Sherman y a Benjamín Gil. Al empresario al que se le pidieron alguna vez que hiciera un estadio en la ciudad de México, que le ofr4eciero­in la franquicia de Aguascalie­ntes, que adquirió la de Saltillo y hasta comp0rar un equipo de futbol de tercera división.

El que decía “los directivos de la liga nos tenemos que ver como socios de la misma empresa” y ello lo llevó a ayudar a otros clubes, e incluso a la LMP, con publicidad y patrocinio­s.

El que peleó porque los umpires no solamente ganaran más dinero sino que tuvieran mejores condicione­s de trabajo.

El de los choques con directivos del verano como Roberto Mansur y Pepe Maiz, que intentó ayudar para que la LMB saliera del escenario de ostracismo en que la huelga de 1980 arrumbó. El que hizo que en Saltillo resurgiera el béisbol y reviviera el ánimo no solamente protagonis­ta sino ganador.

El legado, solamente el legado de un grande. HISTORIA 1- En la noche del 2 de Febrero de 1996, el avión de la aerolínea Copa aterrizaba en Santo Domingo, República Dominicana, procedente de Panamá. En él viajaba el equipo Tomateros de Culiacán, campeones de la LMP. Su viaje había iniciado esa misma mañana desde Culiacán, tomando luego vuelo a Panamá. Largo periplo.. Un autobús traslado al equipo al hotel asignado y ya pasada la medianoche, empezó el registro de los peloteros y el cuerpo técnico. Apenas habían pasado minutos y las muestras de descontent­o se hicieron patentes: el hotel estaba lejos de representa­r la comodidad esperada. Alguien nos dijo, “háblale a don Juan Manuel, aquí no nos quedaremos”. Hicimos la llamada y no solamente fue la reacción de coraje sino la decisión inmediata: ordenó que el autobús trasladara a la delegación al hotel “Quinto Centenario”. A la llegada, conseguida­s las habitacion­es necesarias, el personal de recepción preguntó: “¿cómo se garantizan estos cuartos? y se escuchó entonces la voz de don Juan Manuel, ya presente en el hotel “con mi tarjeta de crédito”. El detalle no pasó desapercib­ido por los jugadores, el “jefe” salió a abogar por sus causas. Los Tomateros fueron campeones de esa Serie del Caribe. Y ese fue, sin duda, su gran momento en a su paso por el beisbol. Lo que marcó e hizo valer su pena su trayectori­a por el béisbol.

Así, don Juan Manuel Ley López, a la distancia.

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