¿Cuántos muertos para que hagamos caso?
Imagínese a miles de automovilistas borrachos en las calles, a toda velocidad, chocando, lesionado y matando a otros que van cuidándose a ellos y a sus familias, que no toman, pero que tienen que pagar por la irresponsabilidad asesina de los primeros. Algo así es lo que está pasando en nuestro país con la crisis del COVID19: mientras millones de mexicanos se sacrifican quedándose realmente en casa y aislándose del espacio público, a otros millones —estos parecen ser más que los primeros— simplemente no les importa. Es verdad que hay mucha gente que tiene que salir a trabajar para comer; sin embargo, no es justificación para que salgan como si nada estuviese pasando: sin uso de cubrebocas y con poca o nula preocupación por distanciarse de otras personas. Así se contagian y contagian a otros. Esto lo que genera es el escenario en el que estamos: casi 12 mil muertos en todo el país, y eso en las cifras oficiales. El Gobierno sí tiene grado de responsabilidad al haber confiado en la gente y no tomar medidas más drásticas, pues el COVID nos evidenció como una sociedad profundamente ignorante. Aún está a tiempo de cuidarse y cuidarnos a todos. Ya estuvo bueno de tanto valemadrismo, que, entre otras cosas, mata. Si usted sale a la calle sin protección y sin distanciarse de otros, podría matar a personas, incluyendo a gente de su misma familia.