MÉXICO ENFRENTA AL CÁNCER CON SISTEMA DE SALUD FRAGMENTADO
Los recursos para controlar y atender el cáncer no se distribuyen de la misma manera en estados y municipios, apunta estudio del Colegio de México y el Frente Unido por el Cáncer de Pulmón
En México, el cáncer es la tercera causa de muerte. Por esta enfermedad, se estima que fallecen 14 de cada 100 personas anualmente y la esperanza de vida de quienes la padecen es de 63 años. Un reciente informe del Colegio de México y el Frente Unido por el Cáncer de Pulmón encontró que México responde de forma desigual a este padecimiento. Señala que, aunque suele pensarse que los factores de riesgo para el cáncer son hábitos libremente elegidos por las personas, muchos de ellos también dependen de condiciones sociales y económicas que no se escogen.
Carlos Moreno, doctor en políticas públicas y coautor del informe Cáncer y Desigualdades Sociales en México, apuntó para EL DEBATE que México tiene un sistema de salud fragmentado, en el que no solamente el gasto para atender al cáncer es desigual entre municipios y estados, sino que, en general, México gasta solo el 3 por ciento de su producto interno bruto en Salud. Con la desaparición del Seguro Popular y la llegada del Insabi o el Instituto del Bienestar, indicó, además, que los ciudadanos que menos tienen recursos y que enferman de cáncer viven un panorama de incertidumbre sobre las atenciones. Un México desigual
El informe Cáncer y Desigualdades Sociales en México, del Colegio de México y el Frente Unido por el Cáncer de Pulmón, a cargo de los investigadores Laura Flamand G., Carlos Moreno Jaimes y Rafael Arriaga Carrasco, encontró que las acciones de control del cáncer a lo largo del ciclo de atención integral, desde la prevención, detección, atención médica, rehabilitación y cuidados paliativos, interactúan de forma estrecha y compleja con las desigualdades sociales que prevalecen en el país, sobre todo, en perjuicio de las personas vulnerables.
Destaca que las desigualdades sociales influyen de manera determinante sobre la incidencia y la mortalidad por cáncer y que se relacionan con el nivel de desarrollo de las regiones del país. De forma específica, menciona que los estados con las tasas de incidencia y mortalidad más elevadas tienden a tener niveles de desarrollo altos, como Sonora, Chihuahua, Ciudad de México, Baja California, Nuevo León y Baja California Sur. Mientras que, por el contrario, las tasas de incidencia más bajas de cáncer corresponden a los menos desarrollados, como Guerrero, Oaxaca, Hidalgo, Guanajuato y Michoacán. “La calidad de la atención de quienes padecen cáncer parece tener una relación inversa con el desarrollo socioeconómico: la probabilidad de morir por cáncer es mayor en los estados de la región sur del país, la menos desarrollada, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Yucatán y Veracruz”, cita textual.
En tanto, los estados de la región norte, que el informa califica como los más desarrollados, y la capital del país presentan las razones más bajas en las tasas de incidencia y mortalidad, como Ciudad de México, Nuevo León, Sinaloa y Baja California.
Carlos Moreno Jaimes, doctor en políticas públicas y académico del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, señaló que el acceso al sistema de Salud mexicano depende del tipo de relación laboral que tiene una persona. “Hay dos grandes grupos de personas, las que tienen derecho a la seguridad social y quienes no tienen derecho. Más de la mitad de la población no tiene derecho a la seguridad social porque no tiene un contrato formal de trabajo, por lo tanto, no reciben esos beneficios”, explicó.
O si tienen dinero, dijo, pueden adquirir un seguro médico social o erogarlo de su propio bolsillo, o bien, cuando existía el Seguro Popular tenían adonde acudir. No obstante, puntualizó que ahora que no se cuenta con Seguro Popular hay una gran incertidumbre porque se supone que el Insabi es el que va a cubrir esas necesidades, sin embargo, destacó que en ese sentido ha sido un tránsito bastante complicado, bastante incierto.
Para un paciente con cáncer, Moreno Jaimes añadió que esta fragmentación del sistema de Salud tiene muchas implicaciones. La primera es que un tratamiento o atención adecuada, oportuna e integral para una persona enferma requiere de un seguimiento muy cercano. El problema, añadió, es que cada uno de los subsistemas, como el IMSS, Issste, Hospital Civil o clínica especializada del Insabi, tiene protocolos de atención muy diferentes. Ejemplificó que si una persona necesita un tipo de atención más especializada en un municipio, pero no se tiene por parte del IMSS, por ejemplo, pero sí lo tiene el Issste, el Issste no lo va a atender porque no es su afiliado. Entonces, dijo que muy probablemente eso lleve a la persona a trasladarse a otro estado, lo cual le puede costar dinero, pero también tiempo y, tratándose de cáncer, destacó que el tiempo es vida.
“En este país, lamentablemente, siete de cada 10 casos se detectan en etapa avanzadas, cuando ya hay muy poco que hacer. La fragmentación institucional desemboca en una mala atención o en una atención ino
portuna e inadecuada del cáncer”, apuntó Moreno Jaimes. Recursos
El informe Cáncer y Desigualdades Sociales en México, del Colegio de México y el Frente Unido por el Cáncer de Pulmón, ejemplifica cómo las desigualdades sociales influyen sobre los factores de riesgo asociados con el cáncer. En este punto menciona que las diferencias en escolaridad que ocasionan desigualdad en la detección oportuna del cáncer cervicouterino entre las mujeres. Otro de los casos que detecta es que las mujeres de estatus socioeconómico bajo residentes de zonas rurales y sin seguridad social se involucran menos en actividades de detección de cáncer de mama. Sobre el cáncer de pulmón, señala que no se deriva únicamente del hábito de fumar, sino también de la exposición al humo de leña, que es la principal fuente de energía en hogares ubicados en zonas marginadas. En contraste, menciona que factores de riesgo relacionados con el cáncer como la obesidad, el sobrepeso, el tabaquismo y el consumo de alcohol tienden a concentrarse en las regiones con mayores niveles de desarrollo. De forma específica, destaca además que la distribución de recursos financieros, materiales, humanos y de infraestructura para controlar el cáncer en México es muy desigual entre estados y municipios. De acuerdo con datos arrojados por el informe, para tratar el cáncer los municipios menos marginados cuentan con 3.5 veces más especialistas médicos, 5.3 veces más mastógrafos y 5.1 veces más consultorios que los municipios más marginados. Esta distribución desigual se explica tanto por el bajo financiamiento del sistema público de salud como por su fragmentación y operación descoordinada.
Señala que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, es posible evitar cuatro de cada 10 muertes provocadas por cáncer con intervenciones de promoción de la salud y prevención temprana que han revelado alta efectividad, incluso en contextos de recursos escasos.
Carlos Moreno, doctor en políticas públicas y coautor del informe Cáncer y Desigualdades Sociales en México, indicó que las desigualdades sociales juegan un papel muy importante. Por ejemplo, comentó que hay vacunas contra el virus del papiloma humano que deberían aplicarse a niñas, pero comentó que eso muy poca gente lo sabe.
Destacó que es necesario un Sistema Universal de Salud, es decir, que el acceso a la salud no dependa de la descripción laboral, sino que sea un derecho constitucional, aunque reconoció que para que eso ocurra falta todavía mucho en México. Por lo tanto, consideró que el país necesita un programa integral del control de cáncer, que sirve para coordinar las acciones de diversas instancias. “Nosotros estamos convencidos de que el cáncer es un sistema demasiado complejo como para que solamente el Gobierno sea el único actor responsable de su atención. Creemos que el sector privado puede y debe jugar un papel importante, pero también las organizaciones de la sociedad civil”, comentó. u Gasto comparado
Asimismo, el informe hace un comparativo entre México y las estrategias tomadas por Brasil, Perú y Turquía para controlar el cáncer de manera efectiva. Todos esos países calificados como de ingresos medios. Entre los datos revelados, se encontró que en Brasil, Perú y Turquía los planes enfatizan la difusión y la ampliación del conocimiento sobre los diversos tipos de cáncer. La estrategia de Brasil es la más amplia, ya que visibiliza tanto los factores de riesgo como las estrategias de prevención y control disponibles. No obstante, en el caso mexicano, la visibilidad refiere sobre todo a programas o normas que atienden tipos específicos de cáncer, sin embargo, detecta que no hay una estrategia integral.
Añade, en tanto, que en Brasil los tratamientos para el cáncer son tan costosos que la mayoría de las personas con seguro médico privado recurren al Sistema Universal de Salud para atenderse. En Perú se procura garantizar el financiamiento de la atención continua a las personas que padecen algún tipo de cáncer y en Turquía se enfatiza la necesidad de subsidiar los tratamientos para la clase trabajadora. Mientras que en México el Fondo de Protección de Gastos Catastróficos cubría todos los tipos de cánceres en menores de 18 años y algunos en población adulta, sin embargo, destaca que todavía hay un alto nivel de incertidumbre respecto a la cobertura del cáncer en el recién creado Instituto de Salud para el Bienestar.
En México, agrega que la descentralización contribuyó aparentemente a la fragmentación de la atención del cáncer y ha ocasionado la ausencia de protocolos estandarizados de atención, diferencias importantes en la cobertura de cada subsistema y alta concentración territorial de recursos.
El único indicador donde México supera a los otros tres países es la proporción de niñas de 15 años que recibieron la vacuna contra el virus del papiloma humano, la ventaja en este indicador es aproximadamente de un tercio adicional. En contraste, indica que con los otros países de desarrollo medio, México gasta poco en salud y lo hace de manera muy ineficiente y con poca planeación. Describe que la proporción de gasto de bolsillo en México es casi 2.4 veces superior a la de Turquía. “Los indicadores de México en materia de recursos humanos son cercanos a los de Brasil y Turquía, incluso superiores en el número de especialistas en oncología clínica por cada mil habitantes. Sin embargo, 60 por ciento están concentrados en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey”, advierte el informe. Carlos Moreno, doctor en políticas públicas, destacó en este sentido que en la experiencia internacional México es el país que menos gasta en salud en general. Se estima, dijo, que ni siquiera llega al 6 por ciento del producto interno bruto, mientras que Brasil supera el 9 por ciento. “El problema no es solamente ese bajo nivel en salud, sino que de ese 6 por ciento solamente la mitad, el 3 por ciento, es gasto público; la otra mitad es gasto del bolsillo, que es lo que las personas cuando enferman tiene que erogar de sus propios recursos para atenderse”, comentó. Por lo tanto, enfatizó que el llamado es que haya un esfuerzo sostenido y contundente por parte del gasto público en salud. El informe Cáncer y Desigualdades Sociales en México, del Colegio de México y el Frente Unido por el Cáncer de Pulmón a cargo de los investigadores Laura Flamand G., Carlos Moreno Jaimes y Rafael Arriaga Carrasco, concluye que la experiencia internacional revela que los sistemas de salud públicos más efectivos en la atención del cáncer se coordinan con los servicios de salud privados de manera muy flexible. Menciona que si se consideran los elevados grados de incidencia y mortalidad del cáncer, así como sus consecuencias perniciosas para el bienestar socioeconómico de las personas y de México, es imprescindible trabajar en comunidad para lograr que el sistema público de salud ofrezca atención efectiva, oportuna y de calidad a las personas con cáncer.
“En este país, lamentablemente, siete de cada 10 casos se detectan en etapa avanzadas, cuando ya hay muy poco que hacer. La fragmentación institucional desemboca en una mala atención o en una atención inoportuna e inadecuada del cáncer”. Carlos Moreno Doctor en políticas públicas. Académico Iteso