Morena, fuera de agenda en la gira de AMLO; no vio a Rocha
El presidente Andrés Manuel López Obrador recuperó en Sinaloa el buen humor, ausente durante sus últimas mañaneras. Desde que fue recibido en la escalerilla del avión por el gobernador Quirino Ordaz Coppel, esbozó bajo el cubrebocas una sonrisa que no se borró el resto de la gira, a la que fue invitado por el mandatario estatal.
A diferencia de sus visitas recientes a otros estados, en que lanzó tronantes pronunciamientos contra sus adversarios, el discurso presidencial en Sinaloa se mantuvo terso, orientado a la concordia y al trabajo en equipo. Públicamente dijo “sí” a la petición que en privado le hizo el mandatario estatal de incluir a los maestros en esta primera etapa de vacunación contra la covid-19. También le brindó su apoyo para terminar la construcción de los nuevos hospitales.
Frente y detrás de las cámaras, el único que se mantuvo cerca de AMLO fue Quirino. No solo en Sinaloa, sino en Nayarit, adonde viajaron a bordo de un avión de la Secretaría de Marina. En el vuelo de Islas Marías a Tepic, López Obrador dispuso que Ordaz Coppel se sentara a su lado. En la aeronave viajaban también el secretario de Defensa, Luis Sandoval; el subsecretario de Marina, Eduardo Redondo; el gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría, y los secretarios federales de Semarnat, María Luisa Albores; de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez; y de Turismo, Miguel Torruco.
Antes, en Culiacán, AMLO invitó a Quirino a desayunar juntos en el cuarto piso del hotel Lucerna.
MORENA, FUERA DE AGENDA. Juran y perjuran en el “círculo rojo” que durante la gira no se abordó ningún tema electoral; que el presidente fue sumamente respetuoso. Lo cierto es que AMLO no se reunió ni con Rubén Rocha Moya ni con ningún aspirante a cargos de elección popular.
Jesús Estrada Ferreiro le montó guardia durante horas en el lobby del Lucerna, hasta lograr acercarse a López Obrador unos segundos al abordar su camioneta. Lo que le dijo es inaudible, pero no fue una buena noticia, a juzgar por lo que denota la mirada del alcalde con licencia en el video que circula en redes sociales.
Acto seguido, Estrada subió a Facebook un post que abre así: “Estamos en un momento en el que la lealtad o la falta de esta sale a relucir en las decisiones o acciones que se toman”.
Ayer, en un video, con expresión resignada, se dijo muy contento de estar dedicado a ordenar pendientes en su despacho jurídico donde, presumió, “gano mucho dinero”.
Sin perder la oportunidad de desahogar su frustración, se fue con todo en contra de “personas que andan aceleradas y se apuntan para todo, quieren ser gobernadores, luego quieren ser presidentes municipales”... Se lo mandó decir a Gerardo Vargas.
También contra Vargas se manifestó un grupo de personas al paso de AMLO en Culiacán, pero se volvieron a equivocar de nombre, ya no en el de Gerardo, como ocurrió en la gira de Mario Delgado, sino peor tantito: en el de quien, dijeron, apoyan para la candidatura a la alcaldía de Culiacán: “Graciela Márquez”. (En el Facebook de un servidor compartimos este video y el de Estrada).
A lo anterior se agrega la amenaza que ayer lanzó Gerardo Fernández Noroña en Los Mochis: “Habrá rebelión en Morena si imponen a GVL”. El diputado no es de Sinaloa ni tiene aquí ningún tipo de arraigo, como tampoco pertenece a Morena, sino al PT, que ni siquiera van en alianza en esta elección. ¿Con qué autoridad, entonces, se erige en vocero del morenismo sinaloense?
Los tres episodios recuerdan el ruido previo a la candidatura de Rocha en diciembre y al acuerdo Morena-PAS en febrero. Ambas decisiones se concretaron, avanzan exitosamente y los inconformes se alinearon. Lo demás es pirotecnia.