El Debate de Guasave

Paty se sacrifica durante 23 años por el amor a sus hijos

- ☰Mayra Casillas @debate.com.mx

Actualment­e, Paty solo vende pasteles y en ocasiones comida, pues la carga ya no es tanta

Tras enviudar a los 33 años, solo tuvo la opción de trabajar duro, pues por sus tres tesoros valía la pena jugársela

Actualment­e tiene 56 años y sus pequeños ya tienen su propio empleo, dos de ellos como profesioni­stas, lo que la llena de orgullo después de tanto cansancio

Paty Escárrega sufrió un golpe duro de la vida al enviudar a la edad de 33 años, con tres hijos pequeños que había que mantener, pero los sacó adelante vendiendo pasteles, piñatas, tamales, ropa, tostadas y comidas para eventos especiales, ya que sabía de antemano que tendría que sacrificar mucho para sortear esta prueba tan difícil.

En el portal de su casa tenía una cenaduría y de ahí salió para solventar los gastos del hogar, trabajando de diario, sin importar el cansancio, pues para darle una vida de calidad a sus pequeños, era lo único que le importaba.

Dificultad­es Después de 23 años de perder a su esposo, Paty relata un poco de las dificultad­es por las que tuvo que pasar para salir adelante, sin importar qué adversidad se le viniera encima.

“Ahora en mayo cumplo 23 años que enviudé, mi hija, la más chica, tenía 4 años, el niño 7 y la más grande tenía 11 años, entonces me puse a trabajar de lleno en los pasteles y vendiendo ropa, porque tenía 33 años cuando quedé viuda, ahorita ya tengo 56 y sigo trabajando sin parar”, aseguró. Actualment­e sus hijos ya se graduaron de la universida­d, contando dos con su título profesiona­l, excepto uno de ellos, el del medio, quien decidió estudiar solo hasta la preparator­ia, pero en general todos sus hijos trabajan y son muy chambeador­es, donde la mayor es abogada y también se dedica a la organizaci­ón de eventos y decoración, lo que aprendió de su mamá. “Mis hijos ya se graduaron, gracias a Dios, la mayor es licenciada en Derecho, la menor estudió también, y el del medio no quiso estudiar, hasta la preparator­ia llegó, pero ya todos estamos trabajando y gracias a Dios todos estamos bien, cada quien en su oficio“, comenta Paty Escárrega. Aunque sus hijos ya hayan culminado con sus estudios, ella sigue con la misma energía, trabajando, vendiendo ropa, pasteles y en ocasiones vende hasta capirotada en estas fechas de Cuaresma.

Prioridade­s Cuando la señora Paty tenía su cenaduría en el portal de su casa, en ocasiones sus hijos y hasta ella se cansaban de tanto trabajar, sin poder salir a disfrutar un domingo con sus hijos o poder ir a una fiesta de cumpleaños de los amigos de sus hijos, pues para ella era primordial sacar el trabajo para solventar los gastos del hogar y los imprevisto­s que surgieran en el año. “Cuando mis niños estaban más chicos yo tenía una cenaduría en el portal de mi casa, vendía tostadas, taquitos de carne asada, tamales de puerco, champurrad­o, pero pues también se enfada uno de estar trabajando siempre, de lunes a domingo era nuestra rutina, no salíamos a ninguna parte por estar esclavizad­os ahí en el negocio, pero pues fue la vida que nos tocó vivir”, comentó.

Obstáculos

Paty Escárrega dice que ella sola se iba a traer ropa hasta Guadalajar­a, Moroleón e Hidalgo, exponiendo hasta su vida, corriendo de un lado a otro para poder alcanzar el camión y no perderlo, todo eso lo hizo con la finalidad de salir adelante con sus hijos, y hasta la fecha no se arrepiente de todo lo que sacrificó, pues el ver a sus hijos convertido­s en personas de bien, lo paga todo.

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FOTO: VICENTE GUERRERO > La señora Paty Escárrega trabajando en la preparació­n de pasteles para ayudarse en su economía.

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