Los demonios andan sueltos
En Sinaloa hay acontecimientos que degradan la calidad de nuestra vida democrática. Desde el poder político se realizan acciones que erosionan el proceso electoral en marcha. Ahora existe un contexto de incertidumbre y un ambiente de mayor temor entre los ciudadanos. Es evidente que escogieron una estrategia política basada en provocar miedo en el electorado. Por eso, decidieron soltar todos sus demonios.
En Sinaloa se fracturó la alianza de la 4T, la cual parecía muy sólida. Morena, el PT y el PV, cada uno tiene su propia fórmula para el Senado. También tienen candidatos de partido a presidente municipal y a diputado local. Se argumenta la existencia de un incomprensible plan C. Pero lo real es que estos partidos competirán entre sí por un mismo universo de votantes. Por eso, la lucha interna está desbordando los límites partidistas. Existe demasiado fuego amigo sobre el escenario electoral.
Otro asunto es el tema de los “levantados”, suceso que ocurre precisamente en medio del proceso electoral. Sea cualquiera la razón o el origen de estos hechos, la forma en que el tema se está tratando desde el ámbito gubernamental, señala a las propias autoridades estatales como principal responsable, ya sea por acción o por omisión. El gobierno no tiene la forma para salir bien librado de estos hechos, y su reacción es agresiva. Esta actitud genera miedo entre el electorado, y erosiona la confianza social hacia el gobierno. Todos los candidatos y la sociedad en general observan con preocupación la incapacidad institucional.
Un suceso también inexplicable, es el excesivo control oficial sobre los medios de comunicación. Existe un monopolio enfermizo sobre la información pública, y solo se difunde lo que se aprueba en oficinas gubernamentales. Por eso, la población confía menos en los medios tradicionales, y otorga mayor credibilidad a las redes sociales. En ellas se difunde la información política, y se expresa una creciente desconfianza hacia las acciones gubernamentales.
La recurrencia de este tipo de acontecimientos en el Sinaloa de hoy incrementa las posibilidades de triunfo opositor. Gracias al mal manejo gubernamental de temas como la fractura de la 4T, los “levantados”, y la presión oficial hacia los medios de comunicación, la oposición se está fortaleciendo, mientras que los candidatos oficiales solo se limitan a confiar en que “la marca” les garantice el triunfo.
Barbara W. Tuchman, en su libro La marcha de la locura, explica por qué desde el poder político con frecuencia se instrumentan acciones contrarias a su propio interés. Se cae en la insensatez, y pone en riesgo su permanencia en el poder. Al no tener claro qué hacer, decidieron soltar los demonios. Pero eso va en contra del interés gubernamental. El propio presidente AMLO suele explicarlo de esta manera: “El poder atonta a los inteligentes, y a los tontos los vuelve locos”. Eso ocurre hoy en Sinaloa.